Es una cadena que para que tenga consistencia necesita tener engarzados
todos sus eslabones. Para poder opinar y
actuar en consecuencia es imprescindible disponer de argumentos y estos a su
vez deben venir de una información plural y rigurosa. No han existido en la Historia de la Humanidad más posibilidades de estar bien
informados y, de manera contradictoria, nunca como hasta ahora se habían
escuchado, visto o leído mayores sandeces. A través de Internet podemos contrastar las noticias que se producen con la
opinión de diferentes medios digitales.
Esto nunca antes había ocurrido. Si algo nos aclara el uso (bueno o
malo) de las Redes Sociales es que
los sensatos aumentan su nivel de sensatez y los imbéciles se muestran en toda
su plenitud de estúpidos integrales. La información nos dice sin tapujos que
vivimos instalados en la barbarie terrorista y que al negar lo evidente nos
hacemos un flaco favor a la hora de buscar posibles soluciones. La información
nos aclara de manera diáfana que una parte radicalizada del islamismo (la
mayoría de este credo son personas pacificas y conciliadoras) nos han declarado
la Guerra a todos cuantos no comulgamos con sus
practica asesinas y fundamentalistas. Voces
muy autorizadas (incluyendo la del Santo
Padre) así lo afirman. No estamos en una Guerra más o menos convencional de religiones o de ideologías sino
padeciendo un entramado terrorista que, en no pocas ocasiones, actúa de manera
individualizada. Quieren que nuestra
vida cotidiana se vea seriamente interrumpida y que sean ellos los que marquen
las pautas de nuestra existencia. Necesitan como cuestión prioritaria que sus
actos tengan las mayores repercusiones mediáticas posibles. Asumen dentro de su
feroz fanatismo que si mueren dentro de la barbarie que provocan habrán
alcanzado la gloria que sus interesados ideólogos les prometen. El fanatismo en
su vertiente más ciega y canalla. Hay
que cortar de raíz esta macro-publicidad de sus bárbaros atentados y que los
sitúan como mártires mediáticos. Las Redes Sociales no pueden ser un campo de cultivo y reclutamiento para
futuros yihadistas y una eficaz coordinadora de sus asesinatos. El pasado mes de Agosto el escritor y filosofo francés Bernard-Henri Lévy
escribía en el Diario “El País” un
excelente artículo sobre el particular que resumía de la siguiente forma: “Los medios de comunicación deben llegar a un
acuerdo para reducir al mínimo
imprescindible las menciones de los criminales. En lugar de deleitarnos con montajes heroicos y
miméticos, es necesario enviar a los yihadistas
a la
noche de los hombres infames”
Juan Luis Franco – Lunes Día 5 de Diciembre del 2016
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