“No estoy hecho para la política
porque soy incapaz de desear o
de aceptar la muerte del
adversario”
- Albert Camus –
De pocos años atrás hasta hoy nuestra clase política ha sufrido un
serio deterioro de credibilidad que justa –o injustamente- la ha puesto a los
“pies de los caballos”
de los ciudadanos. Ya se encuentra consolidada en nuestra Política
nacional y autonómica la figura del político profesional. Los mismos que no están dispuestos a
abandonar sus cargos, sillones y prebendas ni echándoles aceite hirviendo desde las colmenas de los
castillos. Algunos -que desgraciadamente no son pocos- ya ni se
acuerdan a que se dedicaban antes de “meterse” en política. Dicen dedicar todo su tiempo y esfuerzo a la
mejora de la vida de los ciudadanos. Mientras, estos ven como son empujados al
borde del precipicio de la miseria. Los casos de corrupción, cada día más
frecuentes, solo consiguen separar la necesaria empatía entre gobernantes y
gobernados. Decir que todos los
políticos son corruptos es una solemne tontería. Es más, sinceramente creo que
la mayoría son personas decentes y solventes. Pero decir que los corruptos son
cuatro aprovechados que “pasaban por allí” tampoco se ajusta a la verdad. La
corrupción y la “mangoleta” campan a sus anchas por nuestra maltratada Piel de
Toro y lo peor es que casi siempre los “ladrones de guante blanco” se van de
rositas. Desde distintos ámbitos intelectuales, sociales, culturales y sobre
todo ciudadanos se está abogando por una urgente regeneración de la vida
política española. Los mecanismos de control de los Partidos son
manifiestamente mejorables y el actual estado de democracia interna en los
mismos hartamente insatisfactorios. Primarias, listas abiertas y ocupación de
cargos públicos un tiempo máximo de dos legislaturas son “cantos de sirena”. El PSOE y el PP solo se hacen eco de estas
necesarias reformas cuando están en la Oposición (algo parecido a la recurrida “Policía
de Barrio” en las campañas electorales municipales). Los mecanismos del control
financiero de los Partidos políticos siempre será una cuestión pendiente y a la
que nadie parece querer abordar por derecho. Sus Señorías se han labrado a
pulso un merecido descrédito y así lo manifiestan claramente todas las
encuestas. La Política
–así con mayúscula- solo tiene sentido y se ennoblece en un sistema democrático
cuando se posibilita que la misma se vertebre a través de la participación
ciudadana. Tengo serias y fundadas dudas de que las cosas vayan a cambiar para
bien en la vida política española. Los políticos se han configurado como una
casta que priorizan sus intereses y los de su Empresa (Partido). El día a día se empeña en demostrarnos que
existe hoy muy poco margen para la esperanza. Nuestros políticos no solamente
nos toman por tontos sino que además
están firmemente convencidos de que lo somos.
1 comentario:
A pesar de ello, la gente votará en masa en las próximas elecciones. Yo no voto en blanco, ni siquiera me acerco por allí, no vaya a ser que pueda sufrir algún tipo de alienación. Un abrazo.
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