Afortunadamente hace ya bastante tiempo que claudiqué del hecho de
debatir, polemizar y/o discutir con los demás. Expreso mis opiniones asumiendo
sin complejos que las mismas siempre serán subjetivas pues nacen de una visión
personal de la vida y sus circunstancias. La verdad es un río que tiene muchos
afluentes. Cuando de tarde en tarde escucho, leo o veo en la tele expresiones
formuladas por personas inteligentes intento prestarles la mayor de las
atenciones. Se aprende siempre escuchando y pocas veces hablando sin parar.
Muchas de las cosas que veo o escucho a mí alrededor no me gustan pero tengo
que convivir con ellas. Estamos sitiados por figurones y sabelotodos de todo
tipo y condición. Lo que ocurre es que
el mundo de los carajotes es infinito y los hay incluso con un buen nivel
cultural. Hablan de lo que no saben o,
lo que es peor, mienten sobre lo que bien saben. Botarates que se suben a sus
pulpitos particulares para profetizar sobre lo bueno y lo malo. De esta especie
en nuestra Ciudad abundan una buena
cantidad de ejemplares. Tienen todo el santo día el “yo” en la boca y da miedo pensar que hubiera sido de esta Ciudad si ellos nunca hubieran
existidos. Perogrullos integrales que viven en un permanente estado de autocomplacencia. Nunca se equivocan y cuando lo hacen siempre
responsabilizan de sus meteduras de pata a los demás o a elementos externos. Aburren por reiterativos y hace tiempo que los
borre de mi calendario sentimental y social. Como cantaba Serrat…”Entre esos tipos y yo hay algo personal”.
Juan Luis Franco – Miércoles Día 26 de Octubre del 2016
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