Eres impasible al desaliento
Y no perdonas ni un momento
En recordarnos que esto acaba
Como empezó: con un llanto.
Buscas en las casapuertas
El pasado que nunca vuelve;
Escombrera de sueños perdidos
Y de amores en flores no deshojadas.
Eres cruel con los que más te necesitan
Y bondadoso con quienes pasan de ti.
Calidoscopio del ocaso en lontananza
Donde el mar se confunde con el cielo.
Dicen de ti que te nutres de las horas
Y los momentos te son indiferentes.
Vas y vienes como la espuma de las olas
Dejando en las playas restos de naufragios
Que son devorados por ruidosas gaviotas.
Te temo más que a una vara verde
Pues en tus manos están siempre
Los finiquitos del tiempo consumido.
Agazapados en las esquinas tan solo
Los fantasmas te niegan el saludo.
Siempre dejas libros a medio leer,
Sueños sin cumplir, amores sin comenzar
Y perdones huérfanos de agua bendita.
Te llaman Tiempo y, a que negarlo,
Ya empiezo a temerte cada día.
Juan Luis Franco – Viernes Día 7 de Octubre del 2016
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