miércoles, 12 de octubre de 2016

Objetividad






Reconozco que en la prensa digital más que las noticias –las cuales ya conozco a través de la radio- me interesa leer a los distintos articulistas de cada medio.  Algunos, para que negarlo, hace ya bastante tiempos que dejaron de interesarme por obsoletos, rencorosos e interesados. Como diría Machado…”mala gente que camina y va  apestando la tierra”.  Como lógica de manual con algunos de los que leo a diario no coincido (pero los respeto) y con otros suelo estar bastante de acuerdo.  Los tres elementos que dicen suelen ser el armazón de un buen periodista (objetividad, rigor e imparcialidad) quedan tamizados en no pocas ocasiones por el medio donde escriben y/o las circunstancias del momento.  Siempre he tenido y tengo a Iñaki Gabilondo como mi periodista de cabecera.  Esto no es óbice para, en puntuales ocasiones, estar en desacuerdo con algunos de sus comentarios. Pero seamos realistas, toda persona con un cierto nivel intelectual (los periodistas entre ellos) están sujetos a un mundo interior donde duermen placidamente la ideología, los sentimientos y, para que engañarnos, también los intereses personales de cada uno. Nadie va a morder la mano que le da de comer y en nuestra capacidad de discernir siempre estará el verdadero equilibrio de cuanto leemos, vemos o escuchamos. La objetividad tiene un prologo imprescindible que se llama capacidad de analizar en libertad. Buscamos al leer “nuestro periódico” un sentimiento corporativo más que un ejercicio de rigurosa información. Ellos y nosotros; nosotros y ellos en una España amoral, cobarde y enferma de periferias antiespañolas. Se lo dijo Lenin a don Fernando de los Ríos en su visita a la URSS….¿Libertad para qué?  Ser libres tiene un precio que pocos están dispuestos a pagar.  Objetividad: divino y perdido tesoro.





Juan Luis Franco – Miércoles Día 12 de Octubre del 2016



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