En una sociedad como la actual donde el disparate forma parte de
nuestras vidas cotidianas poco o nada puede extrañarnos que el balompié esté
inmerso en esta compleja y malévola tesitura.
Nuestras autoridades futboleras han criminalizado conjuntamente a una
parte de la Afición sevillista
(los “Biris”) que, aparte de que mayoritariamente no son nada violentos, solo
tienen como principal misión el apoyo incondicional a unos colores. Hijos de amigos míos pertenecen a los “Biris” y doy fe de que son personas
sensatas y nada agresivas en sus comportamientos. Otra cosa es que dentro de esta rama de la
afición sevillista (como en la de cualquier Equipo)
exista un reducido número de energúmenos que utilizan el amor a unos colores
para verter el veneno que llevan dentro. Erradicar a estos tóxicos elementos de
los campos de futbol en particular y de la sociedad a la que pertenecemos en
general es algo que no admite demora. Cuestión de vigente actualidad en estos
días es la cacería que sufre el jugador ucraniano Roman Zozulya. El Betis
había acordado con el Rayo Vallecano
una cesión del jugador hasta final de temporada y la afición rayista “argumenta”
que no puede admitir que un “nazi” juegue
en sus filas. Un auténtico disparate y que “democráticamente”
impide que este hombre pueda ejercer su derecho a trabajar. Roman
Zozulya no es para nada una persona de ideas fascistas (así lo argumentan
sin ambages desde distintos ámbitos políticos e intelectuales ucranianos). Es
un hombre, eso sí, fuertemente comprometido con su país ante la desigual lucha
que mantiene el mismo contra el imperialismo ruso. Los rusos siempre han tenido
un especial interés en tachar de nazis al movimiento de resistencia ucraniano.
Nada nuevo bajo el sol en una sociedad que vértebra sus emociones entre el
culto a los “héroes” y el vilipendio
a los “villanos”. El sentido común y la racionalidad ni están
ni se les espera. Aquí se trata de “facha” a cualquiera y todo gira en torno
a unas carencias ideológicas e intelectuales. Doscientos “demócratas” impiden que una persona pueda expresarse libremente en
una Universidad tachándolo de “fascista”. Podríamos preguntarnos:
¿Dónde está el fascismo? ¿En la utilización de la fuerza bruta y mayoritaria o
en el legitimo ejercicio de poder expresarse en libertad? Estamos como estamos y esto, lamentablemente,
ocurre un triste día donde, a los 91 años
de edad, ha fallecido un grande entre los grandes del periodismo deportivo
sevillano: “Juan Tribuna”. Las marionetas
convencidas de que son ellas quienes mueven los hilos. El disparate formando parte de nuestra vida
cotidiana.
Juan Luis Franco – Lunes Día 6 de Febrero del 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario