Las mascarillas ya forman parte de nuestra normalidad cotidiana. Han llegado para quedarse, al menos durante una buena temporada. La mayoría de estos escudos protectores faciales son de color celeste. Parece como si lleváramos pegado a muestras caras un trozo de cielo sevillano. Es conmovedor ver a un niño pequeño montado en su bici con su mascarilla puesta. También ver pasear cogida de la mano a una pareja de personas mayores provistos de sus protectoras mascarillas. Mayoritariamente la gente las lleva puesta salvo algunos irresponsables que de todo hay en la viña del Señor. La capacidad de adaptación de los seres humanos no conoce límites y parece que llevamos con mascarillas toda la vida. Usarlas es prever posibles contagios y, lo más importante, evitar contagiar a los demás. Mascarilla rima con manzanilla y Sevilla pero también con final de pesadilla. El poema de estos días a 0,96 euros la unidad. Tiempo de mascarillas donde, con mascarillas o sin ellas, ya nada es lo que era. Mascarillas al Poder y el Poder, a ser posible, sin falsas mascarillas.
miércoles, 3 de junio de 2020
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