“No te arrime a los zarzales; los
zarzales tienen púas que rompen los delantales”. Lo canta Jeromo Segura (ganador
del “Festival del Cante de las Minas” (2013) en Mineras, Cartageneras y Soleá) por
Tangos y la tarde de Octubre se llena del mejor ritmo flamenco. El Flamenco es un fiel reflejo de la vida de
los andaluces y la misma esta preñada de penas y alegrías. Los campos y los
mares se nutren de la luz de los amaneceres y se mueren en lentos atardeceres
donde Dios echa el resto de colores en su divina paleta. Tierra de poetas,
músicos y pintores con la genialidad implantada en sus genes. Bocas al aire:
unas veces de rabia y otras de hambre. Bien cierto es que el Flamenco en su
extensión es universal pero no lo es menos que en su origen, configuración y
desarrollo es netamente andaluz. Música del alma para las almas sensibles del
mundo. Es Patrimonio de la
Humanidad no por así dictaminarlo un decreto, sino por ser
parte inseparable de los sentimientos más profundos de un buen número de habitantes
terráqueos. De Tokio a Lebrija; de Nueva
York a Triana; de Burdeos a Mairena y de
Sidney a Granada todos quedan –quedamos- unidos por la magia del Arte Jondo. Canta
Jeromo Segura por Tangos aquello de: “No
te metas con la Adela;
la Adela tiene
un cuchillo pa el que se meta con ella” y se engalana la tarde de la
flamencura más radiante. El Flamenco como mejor se explica y se comprende es
saboreándolo. Refleja siempre la época que le ha tocado vivir y deja testimonio
sonoro de la misma. Sufrió junto a la Madre Andalucía con el escarnio
sufrido por los andaluces a lo largo de la Historia y hoy ¡por fin! ya es Cultura con
mayúscula. Tierra de caciques inmisericordes a caballo y jornaleros de cantaros
de agua fresca donde los poetas y los músicos se nutrieron para desarrollar su
Arte. El Flamenco es el resultado de la suma equilibrada de las penas y alegrías
de los hijos de Andalucía. Entre el amargo zumo del limón de Federico, el noble
sabor de la solera jerezana y las dulces naranjas de los Alcores se quedó un
día el Flamenco para siempre. Canta Jeromo Segura y toca darle parada y fonda
al buen Cante: “Trianilla, Trianilla, yo pasé por Trianilla, las dos daban en Triana…
las dos daban en Sevilla”.
domingo, 27 de octubre de 2013
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