La pasada semana la prensa local sevillana nos hacia desayunar con dos
noticias que eran un claro exponente de la sociedad que nos ha “tocado en
suerte”. La primera de ellas decía: “Investigan
una paliza a un niño de 7 años por tres
compañeros de colegio” La agresión
ocurrida en el Colegio José María del
Campo de Triana había sido llevada a cabo por compañeros del agredido y
cuyas edades oscilaban entre los 8, 9
y 10 años. Se completaba la
información diciendo que la policía ya había identificado a los agresores. No
olvidemos que nos estamos refiriendo a niños cuyas edades están por debajo de
los 10 años. La segunda noticia hacia
referencia a un menor de 16 años de
edad que había cogido el coche de alta gama de sus padres y se había estrellado
con el mismo en La
Palmera. Tenía una alta tasa de alcohol
en sangre. ¿Hacia donde camina una sociedad con actitudes tan agresivas en gente
que está todavía en los albores de la infancia o juventud? Definitivamente el concepto judeo-cristiano
de la familia ha sido desmantelado y en su lugar se ha creado un ente
corporativo ambiguo y difuso tanto en el fondo como en la forma. Estamos ante una nueva victoria del
“progresismo de salón”. Al final y de
una manera ambigua y generalista siempre se termina culpando de todos nuestros
males a la sociedad en su conjunto. No debemos olvidar que la sociedad se
articula en torno a corporaciones (políticas, gremiales, sociales, religiosas y
culturales) y a personas con comportamientos individualizados. Por tanto
busquemos siempre responsabilidades de manera pormenorizada (grupos o personas)
y no diluyendo las mismas en conceptos abstractos e interesados. Las sociedades
desde el comienzo de los tiempos siempre han buscado su liberación a través de
la ética y, casi siempre, se han visto encadenadas a golpes de violencia
gratuita. Los intereses de grupos determinados posibilitan que todos los
avances siempre sean perceptibles de ser corregidos con una nueva vuelta de
tuerca (retroceso generacional). La manipulación de los seres humanos forma
parte indisoluble de la Historia de los
mismos. Pero insisto, en los aspectos
educativos busquemos culpables concretos (que los hay) tanto en el seno de
algunas familias como en el agresivo
comportamiento de algunos individuos que luego son copiados por niños y jóvenes
y, prioritariamente, en un sistema político que no sabe como reconducir en
positivo la actual Educación. Si
ponemos en el mismo rasero a agresores y agredidos (hoy un niño por miedo no
irá a su colegio en Triana mientras
que sus agresores si lo harán) nos haremos cómplices de esta perversa
situación. Tirar balones fuera culpando a la Sociedad de todos
nuestros males es el camino más corto para que las cosas empeoren. Goma de
borrar para los “pecadillos” y hasta la próxima que, desgraciadamente, no
tardará en llegar.
Juan Luis Franco – Lunes Día 14 de Noviembre del 2016
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