lunes, 14 de noviembre de 2016

Goma de borrar


 


La pasada semana la prensa local sevillana nos hacia desayunar con dos noticias que eran un claro exponente de la sociedad que nos ha “tocado en suerte”. La primera de ellas decía: “Investigan una paliza a un niño de 7 años por tres compañeros de colegio  La agresión ocurrida en el Colegio José María del Campo de Triana había sido llevada a cabo por compañeros del agredido y cuyas edades oscilaban entre los 8, 9 y 10 años. Se completaba la información diciendo que la policía ya había identificado a los agresores. No olvidemos que nos estamos refiriendo a niños cuyas edades están por debajo de los 10 años. La segunda noticia hacia referencia a un menor de 16 años de edad que había cogido el coche de alta gama de sus padres y se había estrellado con el mismo en La Palmera. Tenía una alta tasa de alcohol en sangre. ¿Hacia donde camina una sociedad con actitudes tan agresivas en gente que está todavía en los albores de la infancia o juventud?  Definitivamente el concepto judeo-cristiano de la familia ha sido desmantelado y en su lugar se ha creado un ente corporativo ambiguo y difuso tanto en el fondo como en la forma.  Estamos ante una nueva victoria del “progresismo de salón”.  Al final y de una manera ambigua y generalista siempre se termina culpando de todos nuestros males a la sociedad en su conjunto. No debemos olvidar que la sociedad se articula en torno a corporaciones (políticas, gremiales, sociales, religiosas y culturales) y a personas con comportamientos individualizados. Por tanto busquemos siempre responsabilidades de manera pormenorizada (grupos o personas) y no diluyendo las mismas en conceptos abstractos e interesados. Las sociedades desde el comienzo de los tiempos siempre han buscado su liberación a través de la ética y, casi siempre, se han visto encadenadas a golpes de violencia gratuita. Los intereses de grupos determinados posibilitan que todos los avances siempre sean perceptibles de ser corregidos con una nueva vuelta de tuerca (retroceso generacional). La manipulación de los seres humanos forma parte indisoluble de la Historia de los mismos.  Pero insisto, en los aspectos educativos busquemos culpables concretos (que los hay) tanto en el seno de algunas familias como en el  agresivo comportamiento de algunos individuos que luego son copiados por niños y jóvenes y, prioritariamente, en un sistema político que no sabe como reconducir en positivo la actual Educación. Si ponemos en el mismo rasero a agresores y agredidos (hoy un niño por miedo no irá a su colegio en Triana mientras que sus agresores si lo harán) nos haremos cómplices de esta perversa situación. Tirar balones fuera culpando a la Sociedad de todos nuestros males es el camino más corto para que las cosas empeoren. Goma de borrar para los “pecadillos” y hasta la próxima que, desgraciadamente, no tardará en llegar.

 

 

 

Juan Luis Franco –  Lunes  Día 14 de Noviembre del 2016

 

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