En el pasado verano y dentro de una serie de acontecimientos de
auténtica tragedia ocurrieron también casos singulares que, siendo anecdóticos
y sin llegar al salvajismo asesino que
nos invade, son paradigmáticos de que vivimos en una sociedad enferma. Se
incautaron en Alcalá de Guadaira (me
gusta más “de los Panaeros”) una alijo de droga de la
llamada “caníbal”. Un tipo de droga
que produce graves episodios de pánico, efectos irreversibles y con una clara
inducción al canibalismo (de ahí el nombre de la droga). Los estragos que
provoca esta droga en cuerpos y mentes son absolutamente demoledores. Pero
queda claro de que cuando se vende es que existen personas dispuestas a
comprarla. Por otra parte leo en la
prensa una de las ultimas “novedades”
-vía contacto por Internet- de esto
que la progresía llama libertad sexual. Se ponen en contacto (sin conocerse de
nada) dos personas de distinto (o del mismo) sexo para tener relaciones
sexuales. La novedad es que se citan en
espacios públicos (preferentemente parques) y allí previa comprobación de la
ropa que los identifica echan un…. por la vía rápida y al amparo de la
vegetación. Luego se visten deprisa y se marchan velozmente sin decirse adiós
ni mirarse a la cara. Si esto no son
síntomas de que vivimos en una sociedad neurotizada y con una pérdida de
valores alarmantes que venga Dios y
lo vea. Existe una degradación
permanente y progresiva donde los ilusos que todavía defendemos los valores y
principios heredados de nuestros mayores somos considerados obsoletos y
trogloditas. Bien está que a cada
persona se le respete su orientación sexual y, como no pude ser de otra
forma, sus creencias ideológicas y/o
religiosas. Debemos defender una sociedad donde la buena convivencia sea la
brújula que marque la vida de las personas (individuales o grupales). Pero vamos, de eso a tomarse una droga que
pueda provocar que muerdas a un vecino en el ascensor o quedar con un/a
desconocido/a en un parque para desarrollar un Kamasutra vegetal existe un abismo. Hace unos años nos vendieron la
“experimentación” como un aditamento
imprescindible para nuestras vidas y así nos va. Todo era susceptible de ser
probado. Pues llegado a este punto
debemos plantarnos y decir….”que
experimenten ellos”.
Juan Luis Franco – Miércoles Día 9 de Noviembre del 2016
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