Hace unos días, dentro de la programación de la Bienal, “El Niño de Elche” actuó (eso es lo que hace, actuar: cantar flamenco ni puede ni sabe) en el Teatro Lope de Vega. Este “elemento” que es fruto de una Sociedad donde todo, incluyendo el Arte y la Cultura, es motivo de confusión se retroalimenta de la provocación permanente. Se sube a los escenarios para soltar una sarta de sandeces con la esperanza de que los medios lo pongan a caer de un burro. Esa es su victoria y nuestra derrota: tener que escribir de Flamenco de alguien completamente ajeno al mismo. Aquí estoy malgastando mi tiempo escribiendo de un “cantaor” que se nutre de las escandaleras. El día que se subió (para denigrarlo) al mágico escenario del Lope de Vega la sala no llegaba ni por asomo al medio aforo. Sevilla, por su Historia y sabiduría, siempre ha sabido calar de inmediato a este tipo de farsantes. Reconozco que me resulta difícil de digerir la cacería mediática que los medios de comunicación aplican a los barrabasadas de este “cantaor flamenco”. Entiendo que esto forma parte de los objetivos que él persigue. Provocación igual a reacción e igual, por extensión, a nuevos contratos. Nada nuevo bajo el sol de Andalucía. La pregunta es, ¿quién lo contrata para la Bienal dejando fuera del evento a tantísimos grandes artistas? ¿Quién o quiénes desde una falsa intelectualidad flamenca le han otorgado al “Niño de Elche” el título de vanguardista? Esta Bienal, posiblemente como todas, nos está dejando momentos de una belleza suprema. La actuación de Vicente Amigo en el Maestranza o la de Tomasa Guerrero “La Macanita “ en la Iglesias de San Luis de los Franceses ya justifican por si solas toda una Bienal. Hoy nos queda como uno de los momentos más esperados el Baile de Manuela Carrasco en el Teatro de la Maestranza. ¿Merece la pena perder nuestro tiempo en debatir sobre estos ”flamencos” de pacotilla con la que está cayendo? En un ejercicio de cinismo pretenden comparar al “Niño de Elche “ con Rosalía. Por favor un poco de seriedad. Rosalía es una estrella deslumbrante con una proyección global y “El Niño de Elche” es un globo que hace tiempo lo desinfló la mágica aguja del Arte Jondo. El pórtico de la desvergüenza abierto de par en par por “programadores” y políticos de tres al cuarto.
miércoles, 28 de septiembre de 2022
martes, 20 de septiembre de 2022
El orden de las cosas
“De continuo nos decían que lo primero es lo primero. Todavía estamos esperando que alguien nos aclare cómo podemos distinguir lo primero de lo segundo”
Primero nos dijeron que el dinero no daba la felicidad para luego decirnos que hay que ganar dinero que las cosas no la regalan. Primero nos educaron como monaguillos perpetuos para luego aclararnos que solo en el ateísmo encontraríamos la felicidad. Primero nos dijeron que tuviéramos como referencia a nuestro hermano mayor para después, cuando voló en libertad, decirnos que era mejor que tuviéramos referentes más fiables. Primero nos pedían que amaramos el barroco sobre todas las cosas para luego hacernos vanguardistas de paraísos en ciernes. Primero nos daban gatos por liebres para después cambiarlos por perros callejeros . Primero nos vendían las canciones de Renato Corosone para luego situarnos frente a los anaqueles donde relucían The Beatles. Primero nos daban su afecto para después aclararnos que cada uno en su sitio y que era mejor guardar las distancias. Primero nos llevaron a conocer el mar y después, con el paso del tiempo, nos desvelaron que los misterios del mar son insondables. Primero nos dijeron que en el cuento de Caperucita el malo era el lobo para después decirnos que en realidad la mala de verdad era la puñetera abuela. Primero les decían a nuestras hermanas que las ranas se convertían en príncipes para luego darles la mala nueva: son los príncipes los que al final salen ranas. Primero nos animaban a ir a misa de doce para luego decirnos que bastaba con los propósitos de enmienda. Primero nos trajeron las frutas prohibidas del paraíso para luego sancionarnos por haberlas probado. Primero nos enseñaron a hacer los nudos de las corbatas para después decirnos que los encorbatados eran señoritos burgueses. Primero nos enseñaron a amar los trenes de latón para luego vendernos que donde se ponga el AVE que se quite todo lo demás. Primero nos vendieron la obediencia como un bien supremo para luego transformarnos en rebeldes sin causa. Primero intentaron confundirnos pero a la vista está que no lo consiguieron del todo. Eso sí, siempre nos quedará la eterna duda de si lo primero era más importante que lo segundo. Lo primero de lo segundo o lo segundo de lo primero. La noria de la vida girando sin pausa pero sin prisa. El orden de las cosas siempre pendientes de ser ordenadas racionalmente.
viernes, 16 de septiembre de 2022
Sin serpientesde verano
“En búsqueda de la verdad tienes que conseguir los dos lados de una historia”. (Walter Cronkite)
Ya nada es como antaño. Ni el verano, ni los medios informativos ni, evidentemente, nuestra percepción de cuánto ocurre a nuestro alrededor. El verano era, fundamentalmente, un largo periodo de calma chicha donde la prensa anunciaba donde se iban a veranear el grupo de los muy pudientes y omitían, por su falta de interés informativo, como (no) veraneaban la gran mayoría de los habitantes de la Ciudad. La Prensa debía salir cada día y ante la falta de noticias de interés se creaba lo que se conocía como “Serpientes de verano. Se generaban noticias banales o inventadas (lo que actualmente se conoce como “Fake News”) que solo tenían como finalidad cubrir la falta de titulares de algunos periódicos. Si no existían noticias de interés se inventaban y a otra cosa mariposa. Estas “Serpientes de verano informativas” eran poco o nada dañinas pues solo tenían como principal finalidad la distracción veraniega. En la actualidad, dada la vorágine de noticias (fundamentalmente negativas) que nos llegan a diario, las “Serpientes de verano” duermen para siempre en el falso paraíso de lo efímero. Hoy, desde algunas trincheras mediáticas, se nos engaña informativamente de una manera tendenciosa donde, más que el periodismo, se practica el activismo político. Se trata de intoxicar más que informar. Las noticias se dividen entre las malas y las muy malas. Todo, salvo honrosas excepciones, gira en torno al “Circo mediático “ donde, en aras de nuestra salud mental y cívica, conviene racionalizar y cuestionar el montón de basura “informativa” que depositan en el interior de nuestras casas. En la actualidad el pretender estar bien informados se ha convertido en un ejercicio de masoquismo existencial. Quién nos iba a decir que, visto lo visto, íbamos a recordar con nostalgia las “Serpientes de verano” del ayer. No eran de verdad pero tampoco eran dañinas. Lo del rigor y la objetividad a la hora de informar ya sólo queda en manos de una minoría que lucha contracorriente para que la verdad no sea un rara avis en esta Sociedad mercantilizada.
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