viernes, 30 de mayo de 2014

1.000 Toma de Horas





Con el presente se cumplen –cumplimos- los 1.000 Toma de Horas. Sinceramente, créanme si les digo que ni por asomo pensamos nunca en llegar a esta cifra. Este Blog nace de la amigable asociación de tradiciones y sentimientos estéticos compartidos entre Juan Luis Franco y Salva Gavira. Labramos nuestra amistad hace ya algunos años en la Compañía Discográfica Pasarela y la misma, a la postre, nos ha resultado enormemente provechosa y productiva. Nos consideramos un verso suelto en un poemario sevillano con el que no siempre estamos de acuerdo. Intentábamos dos cuestiones prioritarias: provocar emociones e invocar a la hoy tan necesaria reflexión. Nos une un profundo amor por la Ciudad que nos vio nacer y que un día, cuando ya no estemos, preguntará por nosotros en la rampa del Salvador, San Nicolás, la Plaza de San Lorenzo y los aledaños de la Trinidad. Tenemos todavía cuerda para rato y somos plenamente conscientes  de que todos los ciclos terminan por agotarse. La tragedia de muchos seres humanos es creer que las cosas –sobre todo las positivas- duran para siempre.  A nosotros no nos mueve el afán de vanidad ni la vana esperanza de ser un día  recordados. Aquí no se plantean debates ni polémicas tan estériles como ruidosas. Para algunos lo que así se escribe será absolutamente irrelevante y para otros puede que esto tengo algún tipo de interés. Posiblemente ambas posturas sean acertadas. Escribimos, y comentamos cosas, desde una reconocida subjetividad y necesitando todavía muchos avíos este incipiente puchero. Vivimos tiempos convulsos y llenos de tropelías como para renunciar a expresarnos de manera libre y responsable. Seguimos, seguiremos un ratillo todavía por aquí. Tenemos asumido sin complejos que nadie hablará de nosotros ni incluso estando vivos. 1.000 Toma de Horas escritos desde el corazón y fotografiados desde el talento. Ni muchos ni pocos: los justos y necesarios. Gracias eternas por aguantarnos.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Ni juntos ni tampoco revueltos





Acudo hace unos días al Tanatorio SE-30 a dar el pésame a una persona que aprecio por servicial y buena gente. Es mucho decir que sea un amigo pero si alguien bondadoso y del que siempre puedo disponer en cuantas cosas le requiero. Es un buen vecino de los que hacen cómoda la convivencia del día a día. Falleció su madre a una edad muy avanzada y allí estaban sus cuatro hijos con sus correspondientes esposas y vástagos. Me llamó la atención que estaban diseminados formando cuatro grupos ajenos unos a otros. Eran cuatro montoncitos de seres humanos cada uno a su bola. Según me comenta este buen hombre no solamente no se hablan entre ellos sino que se tiran matar. Tuve que ir solo sin conocer a nadie dándoles el pésame grupo por grupo.  Aquello era como preguntarle a un chino a que hora cierra la tienda. Una situación de las más surrealistas con las que me he enfrentado. Tenía que presentarme y a renglón seguido darle el pésame a gente que no conocía  por la perdida de una persona a la que tampoco conocía. La cosa más o menos era así: “Hola, buenas tardes. No tengo el gusto de conoceros. Soy vecino de vuestro hermano Paco (que por cierto dice que aquí no se acerca ni loco). No conocía a vuestra madre, suegra o abuela, y tampoco a vosotros, pero os doy mi más sincero pésame”.  Esto es un claro exponente de la época que nos ha tocado vivir donde, a todos los niveles, todo el mundo se tiene declarada la guerra.  Evidentemente me “escapé” de allí antes de que empezara el sepelio pues no me hubiera extrañado que el mismo lo hubieran celebrado en cuatro fases. Me imagino que la pobre mujer que allí estaban despidiendo lo pasaría en vida francamente mal ante tanta desavenencia familiar.  Al próximo velatorio que asista (espero que tarde bastante) de alguien que no conozca en profundidad le preguntaré previamente si tiene hermanos y que tal se llevan entre ellos. Parece ser que lo que ahora más se lleva es…. ni juntos ni tampoco revueltos.  

lunes, 26 de mayo de 2014

Callejeando por la Ciudad





“Aunque me ves por la calle,
también yo tengo mis rejas,
mis rejas y mis rosales”
- Antonio Machado –

Ahora que tengo tiempo y todavía fuerza en “los remos” me gusta pasear (mejor al sevillano modo: callejear) por diversos rincones de la Ciudad.  Lo hago cada día sin rumbo fijo, de manera pausada y sin más compañía que mi presente y mi pasado. Es una ruta a veces algo desalentadora por el estado de suciedad en que se encuentran nuestros rincones más hermosos.  Sevilla está sucia por dos razones fundamentales: primero por el poco civismo de no pocos sevillanos y segundo por la desidia de nuestras autoridades locales. Te paras en las columnas de la calle Mármoles y observas un panel aclaratorio del lugar donde la mierda del mismo impide leerlo. Aparte de que las “almas caritativas” dejan allí en platos de plástico  restos de comida para los gatos y aquello, estética y olfativamente, es inaguantable. En sitios tan emblemáticos como este puedo citar hasta diez ejemplos de suciedad y abandono pero estoy seguro de que caerán en saco roto (obvio por evidente el “frikismo” hortera de las tiendas de souvenir). Como todas las cosas tienen una contrapartida me llena de alegría el excelente estado de conservación en que se encuentra el caserío más tradicional. Evidentemente costeado de manera privada por sus propietarios. Casas sevillanas excelentemente conservadas de generación en generación donde la poesía aflora por cualquiera de sus rincones.  Posiblemente sea en estas mañanas de mayo, cuando el –la- calor todavía no ha hecho acto de presencia en toda su crudeza, cuando más placenteros resultan los paseos matinales. San Lorenzo, Santa Cruz, Triana, las callejuelas de San Marcos y San Julián, San Leandro, la Judería…. tantos rincones donde sentir a Sevilla palpitar desde la reflexión y los sueños perdidos. Alguien dijo –o escribió- que Sevilla es una guapa muchacha a la que siempre tienen con la cara tiznada.  Lamentablemente mi experiencia callejera de cada mañana no hace más que constatar que es absolutamente cierto. Tierra diseñada por Dios para vivir soñando, o para soñar viviendo, y donde algunos siempre la terminan convirtiendo en una pesadilla. Callejeando por la Ciudad de….la suciedad.

domingo, 25 de mayo de 2014

La Nuestra



España, con la Transición, decidió vertebrarse políticamente a través de las autonomías. Creo que entonces era lo más acertado. Se trataba, nos decían, de descentralizar el Estado y que cada Región (había tres a las que ya según la Constitución se les llamaba “Nacionalidades históricas”. ¿Ahora nos quejamos de que catalanes y vascos pidan su Independencia del Estado español?) se desarrollara acorde con sus posibilidades económicas y sus necesidades sociales. Cada Comunidad generó un sinfín de cargos políticos y una legión de asesores de todo tipo. Empezó a funcionar la duplicidad de funciones: unas cuestiones eran responsabilidad del Estado, otras de la Comunidad Autonómica y otras de los Ayuntamientos. Un lío para que el ciudadano se mareara llamando de puerta en puerta. Se generó un autentico mastodonte burocrático que crecía y crecía (y sobre todo gastaba) de manera alarmante. Gastaban y gastaban sin pensar que quien gasta hoy el agua de mañana en el futuro se encontrará el pozo vacío.  Luego cada Comunidad tenía que tener su propia televisión con la intención  -nos decían- de vertebrar todas las provincias de la Región en torno a un proyecto común y, como no, para mejor desarrollar y potenciar las peculiaridades artísticas y culturales. En Andalucía hace ya veinticinco años que se creó el “Canal Sur” (la Nuestra).  Al final todas las Comunidades española sin excepción están endeudas hasta la ceja y con sus televisiones en franca bancarrota. Los políticos, una vez que las han usado para sus fines partidistas, ahora no saben que hacer con ellas.  Reconozco dos cosas sobre “la Nuestra”: primero que me ilusioné como un pardillo cuando se creó; segundo que hace mucho tiempo que desistí de verla por considerarlo un ejercicio de masoquismo.  Ahora han llegado los duros recortes y los despidos. Andalucía lleva “gobernada” por el PSOE desde la entrada de la Democracia (si eso es lo que democráticamente ha querido el pueblo andaluz no tengo nada que añadir y menos objetar).  Arribó hace poco al Palacio de San Telmo una trianera que significaba, además de ser la primera mujer en presidir la Junta, el último tren donde subirse la ilusión andaluza. Lamento constatar por lo visto hasta ahora que doña Susana Díaz es más de lo mismo. Debo reconocer, eso si, que es una política equilibrada: cincuenta por ciento de populismo y cincuenta por ciento de marketing.  Pero, no neguemos la evidencia, con un recorrido político que la hace ser más que una mera comparsa y la sitúa como el mejor aval actual del PSOE. El PP ni está ni se le espera y dada las últimas incorporaciones asumiendo (¿complacidos?) que les queda un largo recorrido en la oposición. ¿Qué hacemos pues con esa inútil máquina de gastar dinero que representa el Canal Sur?  No me gusta en absoluto que nadie pierda su trabajo y que además lo encuentren los que lo están buscando desde hace tiempo.  Sobra mucha gente en estos entes desfasados y obsoletos y falta mucho dinero para emplear en cuestiones sociales de mayor urgencia y relevancia. Hace tiempo que hemos tocado el fondo (otros se han llevado los fondos) y cada vez que amorticemos un cargo público de los muchos que sobran comerán algunos niños andaluces. ¿Demagogia? Puede ser pero que los políticos no dejen los graves problemas de la gente en las puertas de “Caritas”.

viernes, 23 de mayo de 2014

Please Please me





Ayer, por distintas razones, fue lo que se dice un día redondo. Decidí hacer huelga de oídos cerrados y ojos abiertos a las malas noticias que nos llegan cada día. Nada de radio, prensa o televisión que terminen por amargarme el día y sobre todo la noche. Estuve viendo a mis nietos y, perdón por mi ejercicio de abuelo encantado, están que da gloria verlos. Tanto en lo físico como en sus maniobras motoras son tan distintos como la noche y el día. Mi Rafa es moreno, reflexivo, sereno y aplicado. Mi Lola es un torbellino rubio llena de dinamismo y con ganas de aprenderlo todo por la vía rápida. Dos ángeles del Cielo que el Señor de la Salud me puso para darle sentido a mis días.  Me tienen, a que negarlo, literalmente locos y doy gracias a Dios por poder verlos crecer sanos y a salvo de los males que aquejan a muchísimos niños en esta injusta y cruel Sociedad.  La mañana la he pasado en compañía de amigos del alma. Gente que tiene la enorme habilidad de conseguir que te sientas seguro y que te hagan creer que eres más importante de lo que eres en realidad. Corren malos tiempos para casi todo y no tenemos más cobijo afectivo que el proporcionado por la familia y, fundamentalmente, por amigos muy escogidos. Estuvimos a mediodía en “La Mina” del gran Agapito rindiéndole tributo a la “Rubia del Templete” vía  fríos botellines de “La Cruz del Campo”. Nadie traía malas noticias en su zurrón y nos reímos como hacia tiempo que no lo hacíamos.  Por la noche estuve iniciando una excelente novela de Rafael Chirbes (“En la orilla”) considerada por la critica literaria en su conjunto como la mejor novela española del 2013. La dejo en la página 94 y la verdad me tiene absolutamente fascinado.  Mañana le daré un nuevo empujón. Antes de postrar mi atribulada cabeza en la santa almohada escucho algo de música en mi ordenador. Siempre que me encuentro contento y feliz echo mano de “The Beatles” y más concretamente del “Please Please me”.  ¡Pardiez, buen día me he regalado!  Nietos, amigos, cerveza, literatura, buena música y… ¡Sevilla! Todo en perfecto estado de revista y olvidando por un día a los políticos y a la triste realidad del Real Betis.