Tenía sed de soles y lunas
buscaba el amor entre
velas de sacristías con
las luces encendidas.
Vida marchita entre los
días no vividos y los besos
perdidos en el aire.
Un lucero sin luz
y un molino sin viento
girando sobre si mismo.
Una gaviota sin vuelo
huérfana de mar y
de
horizonte.
Una lágrima nunca vertida
en pañuelo de encaje bordado
con ajuares sin olores a lavanda.
Un “Si quiero” nunca
pronunciado y una primera
noche sin estreno de abrazos
anhelados y compartidos.
Tibia tristeza te llamaban
en tardes otoñales
de hojas caídas por
los suelos.
Ahora, ya sabes sin remedio
que no hay príncipes azules,
ni tampoco hadas ni brujas
en los
bosques de la vida.
Tan solo estas tú y tus
recuerdos de vieja dama.
Flor seca guardada entre
las hojas de un libro que
se titula: “Sed de sol y luna.
Juan Luis Franco – Lunes Día 11 de Marzo del 2015
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