Buscaron a Dios en
la penumbra
huyendo raudos de
la pena y el dolor
y encontraron la
luz que más alumbra
a los pies del que
está en El Salvador.
Volaban planeando
con las alas derrotadas
entre sollozos,
suspiros y lágrimas de cera;
se reflejaba el
rostro de Dios en sus miradas
y sintieron en sus
almas la paz por compañera.
Nunca un Padre
Nuestro fue más sincero
ni hubo señal en la
frente más verdadera,
caleidoscopio de
luces marcan el sendero
de la obra divina
del Dios de la madera.
Y apareció la luz más firme, bella y poderosa
con destellos que
hasta envidiaban las estrellas;
lección de fe
doliente y eternamente hermosa
allí donde Sevilla
es siempre bella entre las bellas.
Juan Luis Franco –
Jueves Día 3 de Agosto de 2017
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