viernes, 17 de marzo de 2023

Música, desmesura y mortalidad



Al repasar los grandes (muy grandes) músicos del Jazz y el Rock que fallecieron con muertes  muy prematuras es inevitable no sentir una cierta sensación de escalofrió. La desmesura en las grandes adicciones (drogas y alcohol)  y los accidentes (fundamentalmente de aviación) son los principales causantes del finiquito existencial de grandísimos artistas. Citemos algunos de los mas relevantes de esta larga lista. Marquemos entre paréntesis a la edad que fallecieron. Otis Redding (26); Elvis Presley (42); John Coltrane (40); Charlie Parker (34); Billie Holiday (44); Clifford Brown (25); Buddy Holly (22); Jimi Hendrix (27); Janis Joplin (27) y Kurt Cobain (27).  Todos geniales artistas que en sus cortas vidas nos dejaron un legado discográfico y existencial difícilmente superables. Sin muchos de ellos y ellas no sería posible evaluar en la actualidad  la extraordinaria dimensión que han alcanzado tanto el Jazz como el Rock. En el colmo de la estupidez y la banalidad se escribía en esos días aquello de: “Vive todo lo deprisa que puedas y a la postre podrás dejar un hermoso cadáver”.  La muerte es lo  más solemne a lo que nos enfrentamos los humanos pues, aparte de irreversible, se no muestra como rotundamente definitiva. Cuando una persona muere en plena juventud se produce un grave deterioro en las leyes naturales de la existencia. Los artistas no debían quedar exentos de esta valoración. Cuando falleció Mozart tenía 35 años de edad. Se le atribuyen 621 composiciones donde abordó con una extraordinaria clarividencia todos los géneros musicales de la Música Clásica.  Su hermana escribió que ya componía con 5 años de edad. Da una cierta sensación de vértigo pensar cual hubiera sido la obra musical de Mozart con una existencia mas longeva. Magnificar la muerte en su expresión mas mezquina e irracional (la juventud) no deja de ser un canto al vacío y a la orfandad existencial. La muerte tiene un alto precio cuando atrapa a alguien en la plenitud de su existencia. Es la vida con todas sus consecuencias, positivas y negativas, lo que debemos magnificar. La muerte es mezquina y cruel por su propia naturaleza. 

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