martes, 5 de marzo de 2024

Plaza de la Contratación

La Semana Santa sevillana se retroalimenta de recuerdos emocionales donde la familia y los amigos forman un núcleo sentimental absolutamente imprescindible. La pertinaz aparición de la nostalgia por lo vivido y, fundamentalmente, por los seres queridos ya ausentes y perdidos por los senderos de la vida. Quienes se fueron siempre serán un bastión donde poder agarrarse ante las incertidumbres de la existencia humana. La orfandad de los hijos del azahar. Alguien dijo que conviene vivir “con” los recuerdos y nunca “de” los recuerdos. La aparición de la nostalgia en la Navidad y la Semana Santa son diametralmente opuestas. La primera es una fiesta familiar intimista donde a ciertas edades se padece el síndrome de las sillas vacías. La segunda se manifiesta en un espacio publico (la calle) logrando que la nostalgia se difumine de manera gozosa por las calles y plazas de la Ciudad. Las ausencias añoradas y sentidas bien de puertas adentro o bien de puertas afuera. Todos tenemos en estos días un mágico sitio callejero donde, cada año, se producen los encuentros sentimentales entre los presentes y los ausentes. El mío siempre será la Plaza de la Contratación. Allí, cuando de niño procesionaba con mi Hermandad de la Candelaria, siempre me esperaban mi madre y mi abuela Teresa. Con su presencia, aparte de ánimos, también me daban un bocadillo de tortilla y una botella de agua. Siempre me aconsejaban que racionara la tortilla con el agua pues, fruto de la sed del camino, podía beberme la botella de agua de un tirón y luego engolliparme con la tortilla. La presencia de estas dos mujeres con su aliento y el suculento condumio me aportaban lo que yo necesitaba para aguantar el tirón hasta el puerto de San Nicolás. ¿Quién puede olvidar aquellos mágicos momentos de la niñez? Las Fiestas Mayores de la Ciudad no lo son tanto por grandes sino por intensas. ¿Cómo olvidar aquellos primeros amores juveniles contemplando emocionados el discurrir de un paso de palio? ¿Quién un Domingo de Ramos a las tres horas de estar en la calle no se acordaba de toda la familia de Calzados Segarra? La Primavera sevillana se nutre en estos mágicos días con los sublimes compases de Vivaldi; con una saeta de La Niña de la Alfalfa ; con una sevillana de El Pali y con una mirada turbadora en la cola de la noria. Estoy convencido de que cuando la Candelaria pasa cada Martes Santo por la Plaza de la Contratación mi memoria sentimental se activa y se nutre de los mágicos recuerdos. Allí siempre estarán dos mujeres que cada año bajan del cielo para animar y cuidar a un niño que es sangre de su sangre. Al final la ecuación no era tan dificil: Martes Santo, una Plaza, una Virgen, dos mujeres, una tortilla de patatas, una botella de agua y un nazarenito con una túnica blanca como el armiño. Una Historia interminable y siempre inacabada unida por los eslabones de quienes se fueron, quienes están y quienes vendrán. La vida según Sevilla.

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