jueves, 25 de abril de 2024

Serrat o la emoción de las canciones

Que Javier Marías falleciera sin que se le concediera el Premio Nobel de Literatura fue un agravio difícil de digerir por su legión de incondicionales lectores. Que nuestro Pascual González se nos fuera de la Tierra de María Santísima sin dar el Pregón de Semana Santa dejó a la Ciudad huérfana de su más ilustre pregonero. Que pasaran los años sin que a Joan Manuel Serrat le concedieran el Premio Princesa de Asturias de las Artes nos situaba como país y como Cultura al borde de la ingratitud más irracional. Afortunadamente no todo estaba perdido. Démosle una oportunidad al optimismo y convengamos que bien está lo que bien acaba. Serrat ya forma parte de un Premio que, por cercanía sentimental, ya tenían entre sus ganadores a Paco de Lucía, Carmen Linares, María Pagés o Antonio Muñoz Molina. Estas cosas (como diría Serrat: esas pequeñas cosas) nos redimen con nosotros mismos y nos permite ver algo de agua clara dentro del inmenso lodazal en el que nos movemos. Serrat no es solamente el mayor cantautor en lengua castellana (en catalán tampoco es poca su aportación) sino, lo mas importante, ya forma parte de la cultura sentimental de millones de hispano-hablantes. Sus canciones son tan nuestras como suyas y su espíritu cívico es un ejemplo de coherencia, honradez y sensibilidad. Un eficaz antídoto contra los carroñeros políticos y mediáticos que pululan por nuestra Piel de Toro. Canta Serrat y su canto se enhebra en el hilo de lo verdaderamente auténtico para bordar con letras de oro el manto de la Cultura Popular. Machado (don Antonio) y un eterno “Perito en lunas” llamado Miguel Hernández recuperados y puestos en su verdadera dimensión gracias a dos obras discográficas antológicas del “Nano”. Una Saeta al Cristo de los Gitanos que ya forma parte inseparable de la música callejera de la Semana Santa. Cuando ya la mentira y la calumnia se han apoderado de nuestra vida cotidiana una sobredosis de Serrat se nos antoja imprescindible. Existen días donde merece la pena levantarse y el miércoles 24 de Abril fue uno de ellos. Lo decía Makinavaja: cuando ya nos han robado la ética no podemos permitir que también nos roben la estética. Hoy el Mediterráneo se nos muestra más azul que nunca y expande sus blancas olas que van de Algeciras a Estambul. Hoy los titiriteros siguen su camino por las sendas españolas sin volver la vista atrás. Hoy ya sabemos que la paloma de Alberti siempre confundía tu falda con tu blusa. Hoy por fin entendemos porque tu nombre siempre me sabe a yerba. Hoy nos mostramos solidarios con Penélope que siempre espera el futuro sentada en un banco de la estación. Hoy llueven lágrimas de pena tras los cristales (rotos) de las ventanas (rotas) de Gaza. Hoy puede ser un gran día; date una oportunidad. Hoy ya sabemos por la prensa que le han dado el Premio Princesa de Asturias de las Artes a Joan Manuel Serrat. Hoy es hoy todavía mientras espera la llegada del relevo de mañana. Hoy por fin ya comprendimos que cuando se abre una flor al olor de la flor se le olvida la flor. Hoy, con sus penas y alegrías, siempre se quedará reflejado en una canción de Serrat.

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