miércoles, 25 de marzo de 2015

Del derecho y del revés





Marzo agota ya sus últimos días y nosotros con él agotamos la posibilidad de mantener nuestro pulso en reposo. Por la cornisa del Aljarafe ya se vislumbra un nuevo Abril y eso, por estas tierras, son palabras mayores. Llega Abril, como siempre, renovado y con ganas de vestir a la Ciudad con sus mejores galas. Le espera el final de nuestra espera. Llega contradictorio como la misma idiosincrasia de la Ciudad.  Se nutre del color cetrino de los cirios de las Hermandades de ruán y del granate rabioso del clavel reventón de ventanas y balcones. Se confunden con él  lo tópico y lo típico. Marzo se nos muere entre los brazos después de darnos un soplo de Esperanza para que comprendamos que la vida es solo sueño. Llegó hasta nosotros procedente de los fríos invernales y se nos va desprovisto de ropa y de complejos. Nos deja instalados en el zaguán de un pórtico donde todo se reduce a la gloria eterna de una Semana. Existen ciudades que necesitan toda una vida para descifrarnos sus almas. Sevilla solo necesita Siete Días para mostrarla cada año en toda su plenitud. Unas horas, tan solo unas horas, y Marzo volverá a ser de nuevo una hoja arrancada en un calendario y un nuevo capítulo concluido de esta Historia interminable. “Una, dos y tres / cántale coplas a Marzo / del derecho y del revés”.  Se va este viejo amigo y se lleva con él la satisfacción del deber cumplido.  Preámbulos del gozo en los folios de los pregoneros y mocita desflorada por los radiantes amaneceres. Pasa la vida igual que pasa la corriente.  Marzo siempre se nos muestra como una deslumbrante mensajera.  Nos deja, eso si, sus atardeceres de romances soñados.  “Una, dos y tres / cántale coplas a Marzo / del derecho y del revés”. 


Juan Luis Franco – Miércoles Día 25 de Marzo del 2015

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