Ayer corrió como la pólvora una noticia que impactaba al mundo flamenco
en particular y a los sevillanos en general: Rafael Riqueni había ingresado en
el centro penitenciario Sevilla-I (para entendernos que lo han metido en la
cárcel vulgo “trena”). Tendrá que cumplir una condena de catorce meses motivada
por un delito que cometió en el año 2010. Por aquellas fechas el genial
guitarrista trianero estaba pasando posiblemente los peores momentos de la
enfermedad mental que padecía (creo que se trataba de un trastorno bipolar de
especial gravedad). Ignoro el delito del que se le acusa y las consecuencias
que el mismo haya podido tener para terceras personas. No tengo elementos de
juicios para analizar lo ocurrido y por tanto cualquier valoración carecería de
fundamento. Lo verdaderamente triste es que cuando precisamente ahora había
conseguido Rafael Riqueni levantar el vuelo y se encontraba en un periodo de
franca recuperación la
Justicia llame a su puerta. Lo había hecho con su propio
esfuerzo, el apoyo de su familia y la gran solidaridad que siempre encontró
entre los flamencos (con Enrique Morente a la cabeza). Estaba tocando
maravillosamente bien y sus últimos recitales se contaban como rotundos éxitos. Precisamente este pasado sábado tenía que
tocar en la Reunión
de Cante de la Puebla
de Cazalla y se le presentaba un verano con una agenda bastante interesante.
Tenía –o mejor digamos tiene- la presentación de su último trabajo discográfico
(“Parque de María Luisa”) para el próximo 21 de noviembre (creo que está
previsto en el Teatro de la
Maestranza). No será
un servidor quien haga juicios de valor sobre cosas que desconozco pero para un
hombre y un artista flamenco inconmensurable (renacidos desde sus cenizas) poco
bueno puede provocarle esta perdida de libertad. Mi solidaridad con Rafael Riqueni en momentos
que entiendo para él y su familia serán especialmente duros. Estamos ante uno
de las más grandes guitarristas de la historia del Flamenco y, lo más importante,
ante un hombre que ha logrado superar los imprevisibles laberintos de la mente
humana. Pedir desde aquí por su pronta libertad a quien corresponda es algo que
le debemos al artista y, fundamentalmente, a la persona. Un abrazo y suerte Maestro.
Juan Luis Franco – Lunes Día 13 de Julio del 2015
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