martes, 4 de enero de 2022

Inmersos en el oleaje


A finales del pasado año le fue concedida a la gran poetisa sevillana Julia Uceda la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Nunca es tarde si la poesía es tan buena. Estoy convencido de que si alguna vez desapareciera cualquier vestigio de vida sobre la faz de la Tierra siempre quedaría, flotando en el aire, un trozo de papel con un poema que nos hablará de amores y desamores; gozos y penas. Pasemos de los quehaceres del alma (la Poesía) a los quehaceres actuales del cuerpo (la Pandemia). Estábamos casi convencidos de que esta Navidad sería lo más parecida a las que disfrutábamos antes de la (maldita) Pandemia. Al final ha resultado ser una Navidad descafeinada y cuando menos extraña. La sexta ola disparando los contagios y, gracias a la Ciencia, con las vacunas salvando muchas vidas e impidiendo el colapso hospitalario. Si no fuera por las vacunas y, no lo olvidemos, por quienes las crearon nuestro planeta sería un solar donde ondearía la bandera de la orfandad. Tiempos difíciles estos que nos ha tocado vivir donde caminamos de sobresalto en sobresalto. Como pasó siempre por estos lares el Año Nuevo arrancó en la Plaza de San Lorenzo con el Señor del Gran Poder. Allí se inaugura año e ilusiones renovadas bajo el mágico filtro de la Fe sevillana. Cuando en unos días celebremos la Novena del Señor de Pasión ya no será Capiller de la Hermandad el querido y admirado Fran Silva. Este excelente fotógrafo sevillano al dejar su cargo nos deja a nosotros huérfanos de su talento, su bondad y sus exquisitas maneras de hombre de bien. Comenzará una nueva etapa lejos (nunca lejana en sentimientos) de la Plaza del Salvador, aunque sabemos que siempre llevará en su corazón al Señor de Pasión y a la Virgen de la Merced. Suerte hermano y sacudete cuanto antes el polvo de la incomprensión. Mientras, aquí estamos surfeando las olas pandemicas con la firmeza de salir victoriosos. Inmersos en el oleaje y locos por pisar la arena de la playa. Ser felices dentro de la vida cotidiana se nos ha convertido ya en una perentoria necesidad.





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