Creo sinceramente, dentro de un moderado optimismo, que nuestra Ciudad disfrutará este año su Semana Santa y su Feria. No podemos obviar que si algo nos ha enseñado la Pandemia es que siempre será el virus quien tenga la última palabra. Este perverso y tenaz "bichito " es quien marca nuestra Agenda y la subsiguiente Hoja de Ruta. Estuvimos confinados con una disciplina espartana desde el 15 de Marzo hasta el 21 de Junio del 2020. Esta Ciudad, de nuestros amores y desvelos, se retroalimenta de "la calle" en su concepto más socializante y participativo (nada que ver con el vandalismo y los excesos callejeros). Confinar a una persona de Sevilla es adulterar seriamente las raíces de sus señas de identidad. No podíamos (ni podemos) alterar el orden de las cosas y cuando, en beneficio de la salud, hemos tenido que aparcar los elementos lúdicos, culturales y sentimentales así lo hemos hecho. Han sido muchísimas las personas fallecidas por el virus y muchas las familias destrozadas como para no tomarnos en serio esta terrible Pandemia. Nuestras llamadas Fiestas Primaverales no solo suponen un fuerte sostén económico para la Ciudad. También sirven animicamente cada año para articular, en torno a las emociones, las tradiciones que articulan el pasado y el presente como una manera entender la vida al sevillano modo. Un paso de palio en la calle o un grupo de muchachas bailando junto a la Portada de la Feria es un canto a la eterna belleza sevillana. Eso sí, pongamos todos de nuestra parte para que se produzca de nuevo el milagro de la Primavera sevillana. Después de la obligada ausencia festiva de los años 2020 y 2021 esperamos que sea verdad que a la tercera va la vencida.
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