Carmen Sevilla

A los 92 años de edad ha fallecido una antigua vecina de Heliópolis llamada María del Carmen García Galisteo. Era Carmen Sevilla. Hacia tiempo que el Alzheimer se había apropiado de su memoria. Era hija del compositor y letrista Antonio García Padilla y nieta del articulista y poeta satírico José García Rufino (apodado primero Don Cecilio y posteriormente Don Cecilio de Triana). Un personaje admirado y vilipendiado en función de hacia donde dirigía sus acidas criticas. Carmen Sevilla contaba que su abuelo siempre solía llevar encima unas gafas de repuesto. En mas de una ocasión le agredieron rompiéndoles las que llevaba puesta. A pesar de que este concepto no se considera hoy políticamente correcto, es de justicia reconocer que Carmen Sevilla ha sido una de las mujeres mas atractivas de este país. Se decía de ella que los hombres la deseaban y las mujeres la envidiaban. Esta sevillana de Heliópolis era pura chispa. Su encanto era una mezcla de belleza, simpatía y talento. En sus comienzos tuvo como madrina artística a Estrellita Castro por la que siempre mostró un profundo cariño. Es triste, muy triste, que para muchos españoles Carmen Sevilla solo sea aquella señora atolondrada que daba el tele-cupón en babuchas. Los alargados tentáculos de la telebasura rodearon sin piedad en su decadencia existencial a algunas de nuestras grandes artistas. Poco a poco se han ido marchando hacia la Gloria eterna todas las grandes artistas de esta irrepetible Generación. Lola, Juanita, Paquita, Gracia, Sarita, Marifé, Lolita, Marujita, Carmen… como ejemplos de una Época cuya dureza existencial fue paliada gracias al talento de estas grandes artistas. Intentaron desde una falsa progresía despreciarlas cultural e históricamente por “franquistas” (que mala y estúpida es la ignorancia histórica). Vano e inútil intento pues forman parte sustancial de nuestra Cultura sentimental. Queda todavía entre nosotros como un ejemplo viviente Antoñita Moreno. Que sea por muchos años. Se nos ha ido la Carmen de España y no la de Merimée. Descanse en paz.