lunes, 23 de septiembre de 2024

La Rosa más sevillana


Ayer nos llegó una de esas noticias que te alegran el alma. El Papa Francisco le concedió la Rosa de Oro a la Esperanza Macarena. Un argentino asentado en la Corte de Federico Fellini y mandando mensajes de amor desde el Reino de San Pedro. Las ciudades de Roma y Sevilla unidas para siempre por la Fe y la Belleza. Nadie se libra -incluyendo a su Santidad- de los achaques de la edad (mucha edad) de los mortales. El cuerpo del Sumo Pontífice ya le lastra más que le acompaña pero en su mente la lucidez todavía está omnipresente. Desde esa clarividencia ha tenido a bien concederle la Rosa de Oro a la Rosa más sevillana. En Sevilla, la Esperanza Macarena se transformó siempre en dos denominaciones que siempre nos llevan al mismo Arco: Esperanza y Macarena. El esplendor supremo de la belleza sevillana se produce cuando la Macarena se pasea bajo palio por las calles sevillanas. Algunos benditos años tuve la fortuna, inmensa fortuna, de verla pasar desde un balcón de la calle Parras. En el número 35 de esa calle tan Macarena nos atendía un amigo entrañable y un macareno infinito (ya vecino eterno de las murallas del Cielo) que respondía al nombre de Antonio Centeno Fernández. Arrebujaos en sus balcones gente de las edades más diversas mojábamos las macetas con las lágrimas de la felicidad. Con la Esperanza Macarena la contención y la mesura son elementos extraños. Aquí la indiferencia tiene muy pocas posibilidades de ser desarrollada. A esos niveles sentimentales la introspección te sale por todos los poros de la piel. Se quedan orillados por inapropiados el fanatismo y la superstición milagrera para dar paso al gozoso encuentro de una Ciudad con su Reina y Madre. Conozco ateos criados en los aledaños de la Basílica que llevan en su cartera una foto de la Esperanza. ¿Alguien conoce una parte del mundo donde pueda darse un hecho tan singular, hermoso y contradictorio? Las contradicciones sevillanas siempre se racionalizan a través de los sentimientos. Sentir para vivir y vivir para poder seguir sintiendo. Mi hija mayor estrenará casa en unos días. Le regalé un azulejo de la Macarena para que lo ponga en el sitio que estime más oportuno. La Esperanza nos guía y nos da refugio en esas noches oscuras donde la tormenta parece no tener fin. Rosa de Oro para la más guapa Rosa sevillana.

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