domingo, 29 de noviembre de 2015

Los nietos





Con la suma de años, de muchos años ya, empiezas a ser conscientes de que con el paso de los mismos has ido dejando por el camino muchas cosas. Sueños, ilusiones, promesas, proyectos de vida y, lo más doloroso, las pérdidas irreparables de personas que fueron fundamentales en tu vida.  Cuando lo visto, y sobre todo lo vivido, no han conseguido instalarte en el campo del pesimismo al menos el escepticismo aparece sombreando tu más inmediato presente y tu  incierto futuro. Es entonces cuando por arte de magia aparecen en tu vida unos “locos bajitos” y maravillosos a los que llamamos nietos.  Ellos como por arte de magia le dan sentido a todas las cosas y nos muestran el camino de la verdad más hermosa: la de que la vida siempre se renueva.  Mis nietos representan todo cuanto de noble pueda habitar aún en mis sentimientos más profundos. Los quiero por lo que son y por lo que representan para mí. Suelo visitarlos, por la distancia, una vez a la semana y, a que dudarlo, ese día se me representa como el más esperado en mi calendario semanal. Tienen seis y tres años respectivamente y cada vez que los veo me descubren nuevas facetas de su personalidad.  Un niño y una niña que me atan a la vida a través de los eslabones sentimentales que llevan impregnados la verdad de todas las verdades: la de los sentimientos. Mi Rafa y mi Lola dan sentido en toda su magnitud a mi existencia. La vida es un lento discurrir que para los creyentes siempre debe –o al menos debía- tener un final feliz. Pero en la existencia de los humanos los conceptos (principios y finales) se intercambian: empiezas siendo nieto y terminas ejerciendo como abuelo.  La vida es hermosa mientras que la salud no se nos resquebraje y logremos que un bello amanecer, unas notas musicales, el vuelo de un pájaro, una copa de vino en buena compañía o un poema consigan emocionarnos.  Que el dolor ajeno nunca nos resulte indiferente y que siempre veamos en nuestros nietos la paradoja, triste paradoja, de millones de niños que viven abandonados a su triste destino.  Los nietos, los queridos nietos, son el hermoso epilogo de nuestras vidas. Un nuevo e ilusionante embarcadero donde dejar que reposen nuestras ya desvencijadas barcas. Para mí basta decir Rafa y Lola y en la vida ya todo cobra  y tiene sentido. Los nietos del alma marcando nuestros epílogos existenciales.


Juan Luis Franco – Domingo Día 29 de Noviembre del 2015


viernes, 27 de noviembre de 2015

Días de Noviembre





“Si una persona dice que ha encontrado
a Dios con certeza total y ni le roza
algún margen de incertidumbre, algo
no va bien”
- Papa Francisco -

Avanzan los días de Noviembre y su lento discurrir de atardeceres levemente sombreados lleva implícito la nostalgia por los eternos ausentes y el calor del hogar de los paraísos perdidos. Comenzó este mes de Dolorosas enlutadas con un recuerdo a los que ya se fueron para siempre y un reconocimiento a todos los que se ganaron en vida la gloria eterna a través de la santidad.  Santos y Difuntos; Difuntos y Santos, como paradigma de la existencia humana. Hasta la bondad se nos configura como algo con fecha de caducidad en el tiempo. Las mañanas de Noviembre son contradictorias y variopintas enfundadas en los dulces amaneceres soleados o ennegrecidas por los tonos grises de los días donde el cielo llora sobre la Ciudad.  Nunca como ahora nos supo tan reconfortante el primer café mañanero y nunca valoramos más las apacibles lecturas hogareñas en tardes de mesa-camilla. Vemos a través de los cristales como la calle va cambiando su tonalidad malva de novela de misterio por una oscuridad pespunteadas por la tenue luz de las farolas. Tiempo de introspección donde Bach, Bécquer y Valdés Leal alcanzan las cotas máximas de sus esplendores. Placeres de Noviembre plasmados en un humeante café, una yema de San Leandro, un buen libro y una copa de oloroso con un hombro cerca donde apoyarse.  Días de Noviembre que, a través de la nostalgia, nos retrotrae a nuestros orígenes. Somos de donde venimos y nunca hacia donde iremos. Avanzan sus horas los días de Noviembre, y las almas, presentes y ausentes, se confabulan para que en Sevilla  todo quede plasmado en el talón del Señor de la Ciudad.  Noviembre avanza y con él el año, los años, empiezan a extinguirse. Son los días de Noviembre.


Juan Luis franco – Viernes Día 27 de Noviembre del 2015

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Love Me Tender





Cada mañana viajamos con el pensamiento y llevamos flores a la tumba de Elvis para que su recuerdo sea firme y donde quiera que esté sepa que lo seguimos venerando. Escuchamos con devoción sus canciones a diario y conseguimos con su música que el tiempo se detenga. Enredaderas de cristal opaco atadas a los años perdidos. Su magia nos atrapó haciéndonos soñar cuanto todo era pura pesadilla. El mago de Tupelo, Mississipi, habita entre nosotros como fiel testimonio de un tiempo, sin tiempo ni medida, llamado juventud del divino tesoro. Los hijos del agobio liberados por baladas de luna llena y trepidantes rock para los huérfanos de soñadas verdades y ahítos de cuentos y mentiras. Elvis fue –y era- Rey de un reinado de besos y caricias donde el amor era (es) de obligado cumplimiento. Su magia nos atrapó haciéndonos soñar cuanto todo era pura pesadilla. Nos impregnó en los tuétanos la eterna juventud y por eso siempre, absolutamente siempre, le rendiremos pleitesía. Llegó para quedarse instalado en los corazones que se resisten a envejecer. Love Me Tender para el resto de nuestras vidas.


Juan Luis Franco – Miércoles Día 25 de Noviembre del 2015