viernes, 17 de diciembre de 2010

Cuesta abajo y sin frenos.




Poco le queda ya a este exhausto 2010. Una pequeña porción de quince días y a hacer puñetas otro “annus horribilis” (que diría la incombustible monarca británica). Cuando despedíamos el 2009 ya presumíamos que lo malo estaba por llegar. Desgraciadamente no estábamos muy desencaminados. Llegó y, lo más preocupante, es que ha sido para quedarse entre nosotros una larga temporada. Cuando algunos analistas independientes presagiaban que la tan cacareada UE (Unión Europea) había desembocado en un consorcio insaciable de mercaderes y politiquillos oportunistas, fueron tachados de lunáticos. Europa al día de hoy es una gran farsa empresarial y comercial que, con la implantación de la “falsa monea” de la copla (el Euro), ha llevado a la ruina y la desesperación a millones de familias europeas. ¿En eso consistía la tan cacareada vertebración europea? Para tan infausto viaje no hacia falta que les llenemos las alforjas con nuestros impuestos. Bastaría repasar el “nivelito” de algunos de los políticos españoles que hemos mandado a Europa para defender nuestros intereses y, te entra una temblaera que ni duchándote con tila la puedes mitigar. Un Continente unido por la Justicia, la Solidaridad, la Libertad, la Cultura y la Tolerancia, es lo menos parecido a lo que hoy representa Europa. Todo en manos de los especuladores que, después de propiciar este descalabro con el beneplácito de los dirigentes políticos, ahora son los encargados –mediante usureros prestamos- de sacar a flote la economía de los países hundidos en la miseria. Como dice mi amigo Eusebio: “esto es como si una Jura de nuevos Guardias Civiles la presidiera un dirigente de HB o, que en una Corrida de Toros el Presidente fuera dirigente, a su vez, de una organización antitaurina”. Mundo de locos que se las saben todas.


¿Y nuestra querida y maltratada España? Pues a la vista está como nos va la cosa. Cada vez que el ínclito ZP toma una nueva medida para afrontar la crisis se remueve en su tumba don Pablo Iglesias. ¿A que llamamos en el Siglo XXI ser socialista? Da vértigo pensar que este “Dirigente de Izquierda” pueda terminar la legislatura. Los pesos pesados del Socialismo español son plenamente conscientes de que el descalabro electoral va a ser de los que hacen época. Tiempo al tiempo.


La gran bomba informativa, con diferencia, de estos últimos años ha sido la propiciada en Internet por Wikileaks, con la filtración de documentos internos de la diplomacia de EE.UU., a la postre “Gran Vigía” de nuestras vidas y –pobres- haciendas. Fuera antifaces y ya sabemos con certeza lo que se cocinaba allí, donde de verdad, están en ebullición las verdaderas intenciones de la Política. Las altas esferas norteamericanas no han podido negar la veracidad de lo filtrado, sino el que se hayan conseguido de manera ilegal. Por cierto, ¿quién marca la frontera de lo legal y lo ilegal en este sufrido Planeta? Ya, afortunadamente, y gracias a Internet, no puede permanecer cerrada ninguna vereda que conduzca a la democrática necesidad de informar y ser informado. En el pasado más remoto los cristianos en las catacumbas romanas clamando justicia y libertad. Hoy, con las conciencias y los ordenadores encendidos, millones de personas intercambiando información y dejando a los césares actuales con el “culo al aire”.

Cualquier tropelía, individual o colectiva, es susceptible de ser expuesta a los cuatro vientos (el comportamiento –conocido ahora- de nuestras autoridades ante el asesinato del cámara de televisión, José Couso, fue denigrante. Se trataba en definitiva de no complicarle la vida al “Gran Vigía” de Occidente. La doble moral llevada hasta sus últimas consecuencias).

Nadie habla de las bondades de Internet y si de sus perversidades. ¡Chica tarea tiene Dios para sanear este fétido tinglado en que han convertido la Tierra!

Hagamos una pausa estos días y respiremos Sevilla en sus fríos y dulces atardeceres. Vamos pues a pasearnos estos días por la Ciudad y disfrutemos lo que la misma nos ofrece: la posibilidad de recuperar al niño que un día soltamos de la mano. Tendremos las calles a medio iluminar, pero no así nuestros corazones. Enervemos nuestros sentimientos más nobles al son de campanilleros, dulces conventuales y belenes. Nadie pone en duda ya que los años venideros serán tremendamente complicados. Pero alegrémonos de que dentro de pocos días volverá a nacer el Mesías. Nos traerá algo de lo que hoy andamos muy necesitados: Fe y Esperanza. Fe –la del Alcoyano- para que nuestros hijos y allegados encuentren trabajo y, Esperanza, de que sea verdad aquello de: “no hay ZP que dure cien años ni español que lo resista”.

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