viernes, 30 de marzo de 2012

El Paraíso sevillano de los niños intemporales



Dos días; cuarenta y ocho horas; dos mil ochocientos ochenta minutos más y, todo, absolutamente todo, volverá a renacer de nuevo en la Ciudad. Los sevillanos no cumplen años ni primaveras: cumplen Domingos de Ramos. Aquellos que han sido vividos y disfrutados. Lejos quedaron los fríos días invernales y los “pregoneriles” Preámbulos del Gozo. Ya la Cuaresma desaparece de la escena con su ajetreo en Templos, Capillas y Casas Hermandades. Las calles y plazoletas revierten la anhelada espera vencida –gozosamente- por el realismo de la inmediatez. Toca vivir sobre lo vivido y, el pensar que ya empieza el fin de la Semana es un vacuo ejercicio de masoquismo integral. Todo lo bello tiene su preámbulo; su disfrute; su final y se nos muestra enmarañado en la hermosura de lo efímero. No hay eternidad que dure cien años ni alma que la resista. La catarsis de la Ciudad es una involución hacia nuestros adentros más nobles y sentimentales. Quedamos citados con los vivos a través de las caricias y, con los ausentes a través del lazo de la memoria sentimental. A diferencia de lo que nos ocurre en la melancólica Navidad aquí no falta nadie. Esta Semana manda el esplendor de la calle sobre el recogimiento navideño de los hogares. Arrancaremos temprano para, solo o en compañía, visitar las cofradías en sus templos con sus pasos y enseres en perfecto estado de revista. San Roque; Los Negritos; San Nicolás; Santa Cruz; San Isidoro y el Salvador -siempre el Salvador- como mis primeras citas mañaneras. Luego caminaré hasta Triana cruzando el Puente que nos lleva al Reino de la Soleá y la Siguiriya. Nos deslumbraremos, una vez más, con lo que allí se nos muestra y ofrece. Semana Santa en Sevilla; Semana Santa en Triana y Domingo de Ramos como un nexo de unión entre las dos orillas. Saludaremos y nos saludarán desde el afecto y los sentimientos compartidos. Beberemos, comeremos y nos mancharemos la corbata con el aceite de la “tapita” de hueva “aliñá”. Es Domingo de Ramos y estamos en Sevilla que no es cuestión baladí. Todos los tópicos toman cartas de naturaleza este día y la verdad –la nuestra- va adherida a todos los poros de nuestra piel. Aguantaremos como ilusionados andarines lo que el cuerpo resista. Cuando ya colguemos en el salón hogareño nuestro traje azul y nos quitemos corbata, camisa, pasadores y zapatos inmisericordes, notaremos una sensación agridulce: la que nace de lo que ha sido pero que ya no es. La despedida en la Estación del tren sevillano que porta a la enamorada que se nos marcha temporalmente. No importa. Nos sentaremos frente a un plato de torrijas y saborearemos el sabor de la Sevilla eterna. La de los relevos generacionales que impiden que nunca se pare el mágico Círculo de la Ciudad. Mañana, Lunes Santo, será otro día, y nos pondremos en la cola que conduce al besamanos del Señor de Sevilla. Pasado, será Martes Santo, y eso son palabras mayores. La esperaré como siempre en la esquina de la “Cabeza del Rey Don Pedro”, y Ella me mirará como si me dijera: “En la calle te noto algo más viejo que en San Nicolás. Nos vemos el próximo lunes en mi Casa”. Allí estaré si El que vive a tu lado me lo permite. A la calle, que si nos han robado la posibilidad de dormir tranquilos que no nos quiten también la de soñar despiertos. Queda mucha Semana por vivir y muchos sueños por compartir. Amanece otro Domingo Ramos y demos gracias a Dios por estar vivos para disfrutarlo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El soñar despierto, gracias a Dios eso no lo puede robar nadie Juan Luis, igual que la fé y la esperanza, nos podrán robar lo que quieran pero eso no lo roba nadie...personalmente si a mi me robarán el soñar despierta y la fé, creo que moriria, es lo que nos hace estar vivos Juan Luis...
Gracias por este blog que cada noche al abrir mi ordenador miro de reojo y al final termina enganchándome, gracias Juan Luis, un saludo.

Anónimo dijo...

El soñar despierto, gracias a Dios eso no lo puede robar nadie Juan Luis, igual que la fé y la esperanza, nos podrán robar lo que quieran pero eso no lo roba nadie...personalmente si a mi me robarán el soñar despierta y la fé, creo que moriria, es lo que nos hace estar vivos Juan Luis...
Gracias por este blog que cada noche al abrir mi ordenador miro de reojo y al final termina enganchándome, gracias Juan Luis, un saludo.

Juan Luis Franco dijo...

Gracias por tu gentileza al dedicarnos algunos minutos de tu tiempo. En un gesto de atrevimiento podemos enmendarle la plana a don Antonio Machado cuando decía: "Cuando de nada nos sirve rezar...al menos soñemos". Feliz Semana Santa y gracias de nuevo por tu amabilidad. Un cordial y afectuoso saludo.