“Mal te perdonan a ti las horas,
las horas que limando están los
días,
los días que royendo están los
años”
- Luis de Góngora -
Quedamos en vernos allí donde mar y cielo se funden en el horizonte.
Donde las amapolas se encienden al conjuro del sol de la amanecida. Allí donde
los cobardes se arman de valor y los valientes se arman de paciencia. Donde el
canto se hace cante y el cante se transforma en quejío de luna llena. Allí donde
la pena se hace gozo y las lágrimas de mar salada ni están ni se les espera.
Donde se permite que los viejos puedan ejercer de viejos; los maduros de
maduros y los niños de niños. Allí donde
tan solo se mata el tiempo en brazos de la Cultura. Donde en las “Oficinas
del Paro” pone un cartel que dice: “Cerrado por Liquidación”. Donde las mujeres
enseñan a los hombres el camino de la verdad y los músicos a las mujeres el de la
fantasía. Allí donde los trenes, con su carga de ilusiones, siempre terminan
llegando puntuales. Donde todos le ponen el cascabel al gato. Allí donde ni
todas las brujas son malas ni todas las princesas son buenas. Donde, para
variar, el pez chico se termina comiendo al grande. Allí donde los poetas no
padecen la ingrata soledad de las noches invernales. Donde el viento se hace
brisa y la brisa caricia soñada. Allí donde se le da una segunda oportunidad a
los besos nunca dados ni recibidos. Donde las armas duermen el sueño eterno en
las cerradas armerías. Allí donde no existen más Bancos que los de alimento.
Donde las puertas se abren hacia adentro y las ventanas hacia afuera. Allí
donde se secan tendidos en el romero los pañuelos de encajes de las Dolorosas.
Donde los clavos de Cristo sirven para clavar en las tabernas los carteles de la Semana Santa sevillana. Allí donde
siempre se quedan suspendidas las nubes de algodón. Donde, ¡por fin!, los controladores son
definitivamente ellos los controlados. Allí donde los hombres ganan el pan con
el sudor de sus frentes. Donde, en junio, se muestran esplendorosas las espigas
doradas. Allí donde Dios pasa lista por los caídos en la batalla del amor, la
amistad y la vida. Donde nosotros, compañeros del alma, hemos quedado para
vernos.
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