viernes, 16 de enero de 2015

Rateros





Sinceramente mentiría si dijera – en este caso escribiera- que era previsible el altísimo nivel que la corrupción ha alcanzado en nuestro país. Esto es verdaderamente preocupante y pone en el disparadero algo por los que algunos luchamos denodadamente en nuestra juventud: la consolidación de un verdadero y definitivo sistema democrático. Pues de eso se trata y podemos preguntarnos con razones evidentes si no estará en peligro la Democracia española. Puede que la cosa no llegue a tanto pero minimizar lo que aquí está pasando es hacernos un flaco favor.  Admitamos sin reservas, cosa que creo firmemente, que no todos los políticos son corruptos. Creo que si alguien se beneficia indirecta y claramente de este lamentable estado de cosas es la formación política Podemos. No tienen necesidad de hacer campaña de ningún tipo. Algunos medios –fundamentalmente televisivos- y la plebe de rateros que pululan por estos lares se la están haciendo.  El mapa político de la corrupción es aterrador y engloba a Partidos, Sindicatos y Organizaciones Empresariales. De manera interesada los dos grandes partidos españoles se han preocupado, en sus etapas de gobierno, de no dotar a la Justicia de los medios necesarios para ejercer su imprescindible labor. Nos roban y además emplean el dinero procedente de sus tropelías en instalarse impunemente en el lujo más desmedido. Poco les importa que ese dinero se les sustraiga a la formación de los parados, las ayudas a nuevos emprendedores y las soluciones a las apremiantes necesidades de millones de españoles (con el hambre de muchos niños clamando sobre sus negras conciencias). Ellos van a lo suyo: a robar sin tregua y a gastar opíparamente el fruto de sus botines. Llamarlos “ladrones de guantes blanco” es suavizar sus verdaderas naturalezas. Son Rateros (así con mayúscula) de la manera más peyorativa, ruin y mezquina del término.  Se saben seguros tras sus corazas de buenos abogados y los intrincados laberintos judiciales de recursos y prescripciones. Han utilizado la política para enriquecerse y enfangar a la Democracia hasta términos que el tiempo dirá donde desembocan. Como diría Machado…”Mala gente que camina y va apestando la tierra”.  En sus platos de caviar, sus safaris, sus copas de champán francés, sus noches de orgías con prostitutas de lujo en hoteles de cinco estrellas, sus viajes en primera clase, sus casas y coches de alta gama y sus compras en lujosas tiendas están impresas, a sangre y fuego, el hambres de los niños y el descalabro social y laboral de millones de personas. Rateros a los que solamente los jueces y, fundamentalmente, nosotros podemos poner en su hábitat natural: la cárcel.

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