lunes, 13 de junio de 2016

Entretenidos





De entrada asumir sin complejos que cada cual, en uso de su legítima libertad, puede emplear parte de su tiempo en visionar los programas televisivos de entretenimiento que considere oportuno. Después de conocer el ranking de audiencias millonarias de los mismos y dedicarles una pequeña porción de tiempo no tengo reparos en reconocer que hay motivos para la desesperanza.  Que cada uno/a se entretenga como considere oportuno no puede –ni debe- ser motivo de debate pero si al menos debe movernos a una seria reflexión.  La mayoría de estos programas (fundamentalmente en las cadenas privadas) son zafios, horteras y con una clara tendencia a sacar a pasear lo peorcito de todos nosotros. Sus audiencias millonarias no pueden ocultar que estamos ante una operación de desmotivación cultural, ideológica, democrática y ciudadana.  Decir que la Democracia llegó para que la gente se insulte y falte al respeto (en muchos casos mediante previos guiones establecidos) ante las cámaras de televisión es mucho decir. Esto es hacerles un flaco favor a los padres de la Constitución Española. Estamos diariamente inundados de “tele-basura” y lo peor es que nos hemos acostumbrados a su fétido olor. La capacidad de pensar, sentir, actuar y, no digamos, de soñar están enterradas en el baúl de los recuerdos.  Salgo a caminar por las tardes a un parque cercano, o deambulo en el bus por las mañanas, y los temas de conversación que suelo escuchar suelen ser sobre las desavenencias de Belén Esteban con un tal Toño Sanchís y las andanzas en “Supervivientes” de una antigua esposa de Manolo Santana. Quede claro que nunca me gustó adoptar aires de “cultureta” ni situarme por encima del común de los mortales pero, insisto, existen situaciones a las que no encuentro una racional explicación.  En la era de Internet y con unas posibilidades extraordinarias de formarnos, informarnos y entretenernos optamos por la vía más cutre y casposa.  Estamos entretenidos nosotros y, sobre todo, satisfechos los políticos por tenernos en el limbo.





Juan Luis Franco – Lunes Día 13 de Junio del 2016







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