viernes, 16 de septiembre de 2016

El corazón repartío






Ayer lo vi por la mañana en el Mercadillo del Jueves. Hacia tiempo que no tenía noticias suyas y el verlo todavía en buena forma me llenó de satisfacción. Era el “guaperas” del grupo y el que, sin proponérselo, tenía más predicamento entre las “jóvanas”. Más que un buen amigo lo considero un hermano de sentires flamencos y adolescencia compartida. Nos abrazamos y después, durante un buen rato, compartimos café y recuerdos.  Le hice una pregunta que hacía años me rondaba por los vericuetos de mi atolondrada cabeza: “Germán, siempre he querido preguntarte en clave machinera…. ¿cómo se pueden querer dos mujeres a la vez y no estar loco? Me contestó en la misma clave machinera.  “Una es el amor sagrado, compañera de mi vida, esposa y madre a la vez, la otra es el amor prohibido, complemento de mis ansias y a quien no renunciaré.  A las dos las quiero igual: la una por callaita, la otra por descará.  Una, gitana de verde luna y la otra castellana de recia cuna.  Una es la noche estrellada que te lleva a la locura y la otra un amanecer luminoso que te devuelve la cordura. Una te hace sentirte corcel desbocado galopando por la orilla de la playa y la otra te sube a un carruaje donde paseas por los caminos de la vida entre luces y sombras. Una es águila  real y la otra pájaro de nido. Una lleva un anillo con una fecha por dentro y la otra siempre anda soñando con dejar de ser la otra. Vivo dentro de un triangulo que a pesar de su fragilidad nunca ha terminado de romperse. Solo aspiro a ser recordado como alguien que murió –y sobre todo vivió- con el corazón repartío. Un verso suelto en una sociedad que solo acepta los poemarios completos.  Dos mujeres y un dilema sentimental que el bueno de Germán arrastra como buenamente puede desde que se hizo hombre.  Las “cosas del queré” que no tienen una racional explicación. ¡Que sabe nadie!





Juan Luis Franco – Viernes Día 16 de Septiembre del 2016



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