lunes, 5 de diciembre de 2016

La noche de los hombres infames



Es una cadena que para que tenga consistencia necesita tener engarzados todos sus eslabones.  Para poder opinar y actuar en consecuencia es imprescindible disponer de argumentos y estos a su vez deben venir de una información plural y rigurosa. No han existido en la Historia de la Humanidad más posibilidades de estar bien informados y, de manera contradictoria, nunca como hasta ahora se habían escuchado, visto o leído mayores sandeces. A través de Internet podemos contrastar las noticias que se producen con la opinión de diferentes medios digitales.  Esto nunca antes había ocurrido. Si algo nos aclara el uso (bueno o malo) de las Redes Sociales es que los sensatos aumentan su nivel de sensatez y los imbéciles se muestran en toda su plenitud de estúpidos integrales. La información nos dice sin tapujos que vivimos instalados en la barbarie terrorista y que al negar lo evidente nos hacemos un flaco favor a la hora de buscar posibles soluciones. La información nos aclara de manera diáfana que una parte radicalizada del islamismo (la mayoría de este credo son personas pacificas y conciliadoras) nos han declarado la Guerra a todos cuantos no comulgamos con sus practica asesinas y fundamentalistas.  Voces muy autorizadas (incluyendo la del Santo Padre) así lo afirman. No estamos en una Guerra más o menos convencional de religiones o de ideologías sino padeciendo un entramado terrorista que, en no pocas ocasiones, actúa de manera individualizada.  Quieren que nuestra vida cotidiana se vea seriamente interrumpida y que sean ellos los que marquen las pautas de nuestra existencia. Necesitan como cuestión prioritaria que sus actos tengan las mayores repercusiones mediáticas posibles. Asumen dentro de su feroz fanatismo que si mueren dentro de la barbarie que provocan habrán alcanzado la gloria que sus interesados ideólogos les prometen. El fanatismo en su vertiente más ciega y canalla.  Hay que cortar de raíz esta macro-publicidad de sus bárbaros atentados y que los sitúan como mártires mediáticos.  Las Redes Sociales no pueden ser un campo de cultivo y reclutamiento para futuros yihadistas y una eficaz coordinadora de sus asesinatos.  El pasado mes de Agosto el escritor y filosofo francés Bernard-Henri Lévy escribía en el Diario “El País” un excelente artículo sobre el particular que resumía de la siguiente forma: “Los medios de comunicación deben llegar a un acuerdo para reducir al mínimo imprescindible las menciones de los criminales. En lugar de deleitarnos con montajes heroicos y miméticos, es necesario enviar a los yihadistas a  la noche de los hombres infames


Juan Luis Franco – Lunes Día 5 de Diciembre del 2016


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