miércoles, 11 de enero de 2023

El tiempo inventariado



“Aunque ya nada pueda devolvernos la hora del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores, no debemos afligirnos, porque la belleza subsiste en el recuerdo”. (William Wordsworth)

Reconozco sin ambages que no soy persona de someter mi vida de manera permanente a inventarios y balances. A pesar de así dictarlo la maquinaria política y social que marca nuestras existencias no creo en lo de “Año Nuevo vida nueva”. Vivimos instalados en los puntos y seguido más que en los puntos y aparte. Bien están los propósitos de enmiendas pero lo que resulta más que evidente es que la batalla la gana casi siempre los propósitos sobre las enmiendas. Alguien bautizó el 2 de Enero como el día de San Gimnasio y demostrado queda que no le faltaba razón. Cuando ya has entrado de lleno en los epílogos de tu existencia es conveniente saber aprovechar el tramo de vida que se te ofrece. Sabes que, como los yogures, ya tienes fecha de caducidad y conviene no perder el tiempo valorando lo que pudo haber sido y no fue. Este último año me ha resultado bastante duro en el hermoso terreno de la amistad. Han caído en la batalla de la vida un par de amigos de esos que ni tú mismo sabrías concretar desde cuándo formaban parte de tu vida. Amigos de juegos infantiles; de compartidas ilusiones juveniles y de reflexiones que nacen en la cima de la madurez. Se van y te dejan orillado entre los recuerdos de los gratos momentos vividos y el de algunas ilusiones que se estrellaron contra el muro de la realidad. Siempre, absolutamente siempre, con la esperanza intacta de que la vida, a pesar de los pesares, es una aventura maravillosa. El calendario nos marca fechas que condicionan nuestra vida en la forma de las cosas. La vida en realidad son momentos y etapas donde la dicha o la desdicha toman cartas de naturaleza. No existe una fecha exacta para nacer o morir. Saber envejecer rodeado de quienes bien te quieren y adornando tu vida con tus más nobles sentimientos es, a que dudarlo, un hermoso punto y final. Si hacemos balances anuales cada cuál tendrá un resultado acorde con sus circunstancias personales. La vida no es nueva ni vieja: es simple y llanamente vida. Inventariar lo vivido se nos presenta una tarea tan compleja como inacabada. La mayoría de las veces no está a nuestro alcance el orden y el curso de las cosas. Lo decía el bolero….”Somos un sueño imposible que busca la noche”.

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