Es difícil, muy dificil, que nuestra Ciudad en los preámbulos de sus Fiestas Mayores no se enrede cada año en algún controvertido tema. Casi siempre asuntos triviales pero que consiguen animar las tertulias y desprendernos definitivamente de las aristas de los fríos invernales. Ahora le ha tocado el turno al polémico Cartel de la Semana Santa-2024. Recuerdo una época donde los pega-carteles callejeros los solían poner en los sitios mas inapropiados. Cualquier sitio valía con tal de llamar nuestra atención. Todavía no habia llegado la televisión con su publicidad y tan solo la radio emitía algunos “consejos” publicitarios. La calle era el sitio idóneo para irnos iniciando en el consumismo del futuro. Los tranvías; las puertas de los cines de invierno; las esquinas de las calles con carteles enmarcados de cines de verano y las numerosas fachadas y tapias de la Ciudad. Llegó a ser tan grande el aluvión de carteles callejeros que se tomaron medidas drásticas para frenarlo. Se instauró por todas partes la impresión de una plantilla que decía: “Prohibido fijar carteles. Responsable la Empresa anunciadora”. El Consejo de Hermandades le encargó el Cartel de la próxima Semana Santa a Salustiano García. Y el pintor no hizo otra cosa que ejercer de Salustiano García. Asumo que los doctos jerarcas del Consejo conocían (o al menos debían conocer) de antemano las peculiaridades pintoras de Salustiano. El Cartel ha formado un gran revuelo y ha sido noticia hasta en los telediarios nacionales. Este elemento pictórico (¿para cuando una oportunidad a la fotografía?) debe -o al menos debía- ser una llamada sentimental a la Semana Santa que ya oteamos en el horizonte. Independiente de la valía artística del mismo y las distintas opiniones sobre el particular en este Cartel nuestra Semana Santa ni está ni se le espera. El pintor reconoce que ha tomado como modelo a su hijo Horacio y ha dejado anclado a Jesús en una rampa sentado en una borriquita. Ayer escuché al pintor en una entrevista en Radio Sevilla y decía ufano que esa mañana ya había cubierto diez entrevistas. Posiblemente será más conocido en toda España por todo este revuelo antes que por su (excelente) trayectoria artística. Estas cosas debemos asumirlas con naturalidad aunque es lamentable que a través de las “redes sociales” se haya vertido una ingente cantidad de veneno mediático. Hagamos verdad aquello de que no ofende quien quiere sino quien puede. Como diría el añorado Paco Gandía: “Tampoco hay que hacer de esto una tragedia”. El “cartelazo” en pocos días se irá apagando como un cirio de tinieblas. Volverá a surgir otro tema que posibilitará que sigamos soplando el viento de poniente cofrade. Démosle al pintor su sitio como artista, en su derecho a su legitima libertad creativa, y tan solo recordar el aviso punitivo ante la proliferación de los carteles de antaño: “Responsable la Empresa anunciadora” (es decir: el Consejo General de Hermandades y Cofradías). Marchando una de carteles.
martes, 30 de enero de 2024
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