lunes, 6 de diciembre de 2010

Azul y plata o la Historia interminable


Estoy convencido de que Tú no me lo habrás tenido en cuenta. Tú bien sabes que no ha sido un desaire ni un gesto de petulante soberbia. Simplemente que no me apetecía romper estos encuentros místicos y solitarios que mantenemos desde siempre. Solo hemos tenido un silencioso y divino Testigo a lo largo de estos sesenta años de encuentros luneros: tu Hijo. La primera vez que estuve cerca de Ti apenas llevaba un mes respirando el aire de la Judería sevillana. Dicen los asistentes que no lloré cuando procedente de una concha marina mojaron mi pelona cabeza. ¿Llorar yo estando tan cerca de Ti? ¡Vamos hombre! Me dijeron: “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” y, ataron a mi mano, un pañuelo blanco de encaje para secarte las lágrimas de tu Divino Rostro.

Luego empezaron a transcurrir los años y empecé a pegarle atracones al calendario de lo sentimentalmente importante. Pasé de la niñez a la juventud y allí estabas Tú dibujando esa media sonrisa en tu semblante, capaz de hacer que palidezca la rosa más hermosa. Tú eres el Faro de nuestras esperanzas y nosotros frágiles barquitas a merced de los revueltos mares de la vida y de las cosas. Seguí avanzando hacia la madurez dejando en el camino –afortunadamente- la volátil herencia de los agnósticos. Nunca, ni en mis momentos más descreídos, dejé de ir a verte. Eso bien lo sabemos los dos y nuestro Divino cómplice. Esta es una Historia a tres bandas que tiene a la Judería como testigo; a quien preside el Altar Mayor de tu Iglesia como vigía y, que terminará cuando Tú decidas que ya es hora de traspasar la frontera que marca tu cancela.


Déjame que me confiese solamente Contigo. Bien sabe El que mueve las piezas de este ajedrez llamado Tierra, que soy rotundamente sincero. ¿Cómo puedo hablarte yo a Ti por encima de tu majestuosa presencia? ¿Cómo puedo yo romper unilateralmente esta relación mantenida tantos años en las distancias cortas? ¿A que duende flamenco recurro para emborronar unos folios con falsos ripios, y esperando complacer al bondadoso batallón de tus hijos más preclaros? Al día siguiente, ¿quien me garantiza que no habré adulterado esta relación de tantos años de complicidad? No, sinceramente no podía correr el riesgo de alterar lo que Tú has representado y representas para mí.

Posiblemente haya errado al negarme a compartir mis vivencias con los demás. Puede ser, para que negar lo evidente. Tú bien sabes que formo parte de los neuróticos sevillanos ilustrados. Envejecemos, como fantasmas solitarios, buscando a Dios por las esquinas de calles y plazuelas. Irredentos anarquistas sentimentales que huyen de la colectividad y el bullicio. Solamente armados con sus almas solitarias y, predispuestos a temblar ante ojos como los tuyos. Ninguna Ciudad tuvo nunca más “llaneros solitarios”, ahítos de sombra y luz, como Sevilla.

Soy consciente, y bien que lo lamento, que algunos buenos amigos se hayan sentido decepcionados conmigo. Puede que fuera Si donde yo dije No. Al final agua –bendita- de borrajas. Nada que signifique siquiera un grano de arena derramado en el reloj del Tiempo de la Hermandad. Nada hay más patético que un ser humano tratando de justificar lo injustificable. Lo hecho hecho está y mejor comerse la perdiz que marearla.
Se podría decir para concluir:



Dejadme esta manera que delata
Una forma de entender vida y colores;
Enmarañado de amor azul y plata
Dulce testigo de gozo y sinsabores.

Acudo a Ti en frágil barca solitaria
Para atracar en tu muelle sin porfía;
En tus dorados barrotes Candelaria
Se quedará eternamente el alma mía.

Mejor que declamarte en un atril
Reinventado miles de fantasías;
Que hable para Ti el mes de Abril
Cuando Sevilla explota en sintonía.

Si hasta lo dijo Juncal,
Que toreaba a la hambruna;
Vírgenes guapas habrá:
¡Pero como Tú ninguna!

1 comentario:

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

Está claro que nada tienes que justificar o justificarte y Ellos conocen de tu buen hacer.
Gente como tú hace falta en las Hermandades, sinceros, cariñosos y generosos.
La lástima es que seguramente nos hayamos perdido un gran pregón del COFRADE.
A ese pregón muy pocos le han sacado todo el provecho que tiene, se han perdido en ensayos de pregones normales y han ripiado todo lo ripiable para dejar baldío el PREGÓN de los SEBTIMIENTOS que en verdad es lo que reclama.
Gracias Juan Luís por tu sinceridad, un abrazo de tu hermano.
Fali Márquez