domingo, 9 de junio de 2013

Buenos días incertidumbre



Existen días que te levantas instalado en un moderado optimismo; otros lo haces embarcado en la nave del pesimismo procurando que no te lleve al puerto de la depresión y, las más como militante activo del escepticismo. Lamentablemente la época actual está inmersa en unas coordenadas tendentes a la mentira, la corrupción y el despilfarro. Ves impotente en torno tuyo a muchas vidas y familias destrozadas por unas circunstancias impuestas desde la sinrazón y la rapiña. Jóvenes brillantes a los que han propiciado un incierto futuro; familias presas del desosiego al no saber como afrontar el duro día a día y ancianos a los que se las ha robado la tranquilidad del epilogo de sus vidas. Los sevillanos –y el resto de españoles- tenemos un Presidente de Gobierno tan insustancial como previsible; un Presidente de la Junta que pretende, después de un largo reinado socialista en Andalucía, eludir sus responsabilidades políticas, y un Alcalde más preocupado en relanzar su Partido que en defender los verdaderos intereses de los sevillanos. Mientras, los depositarios de las esencias a lo suyo que consiste en camuflar con claveles y cera los graves problemas que nos aquejan.  Si algo bueno tiene la dura situación actual es que casi todos han quedado “retratados”. Algunos “plumillas” sevillanos han perdido una ocasión de oro para realizar un Curso acelerado de objetividad. No caerá esa breva. Sevilla está sumida en el abandono más lastimero y el Paro ha propiciado que la incertidumbre sea nuestra pertinaz compañera de viaje.  La mentira y los intereses inconfesables se han apropiado de nuestras vidas y no existe más verdad que el amanecer de cada día.  La demagogia es un boomerang que se lanzan unos a otros y todos viven instalados en sus cómodas fortalezas. Están anquilosados en el “y tú más” mientras la desesperanza se apodera de la vida de la gente. Cada mañana le damos los Buenos Días a una dama llamada incertidumbre. Nos esperan tiempos extremadamente complicados y a los que se les augura todavía un largo recorrido.  La solución nunca nos vendrá ni de fuera ni desde arriba. La jerarquía eclesiástica quiere que tengamos fe; los políticos que tengamos paciencia y los bancos quieren que tengamos dinero. Poco nos queda ya en el zurrón de estas cuestiones. La fe hace tiempo que se tambalea; la paciencia ya alcanzó su límite y nuestro dinero hace tiempo que se lo llevaron. Veremos como acaba esta historia y, en definitiva, como acabamos todos nosotros.

1 comentario:

José Luis dijo...

Pues como diria Forges... país¡
Ojalá este pesimismo que nos invade acabe pronto, Juan Luis. Un abrazo.