“Aquí no pasa nada; mejor dicho,
pasan
tantas cosas juntas al mismo tiempo
que es mejor decir que no pasa
nada”
- Jaime Sabines –
Vas una mañana a tomar café donde lo haces desde hace unos años y te lo
encuentras cerrado. Ya el dueño te adelantó que no podía continuar perdiendo
dinero. Acudes a tu Kiosco de Prensa habitual a por el periódico y te recibe un
cartel de “Se traspasa”. Te cruzas en la
calle con el hijo mayor de tu vecino y te dice que anda desesperado buscando
trabajo y que no queda una Empresa en Sevilla que no tenga su currículo. Te
pasas a saludar a un amigo a su sitio de trabajo y te dicen que desde hace un
par de días ya no está trabajando allí. No pasa nada o al menos eso quieren que
creamos “nuestros” políticos. Nos dicen que estamos instalados en una especie
de pandemia que remitirá con el paso del tiempo. Un día nos despertaremos y al
levantar la persiana de nuestro dormitorio comprobaremos gozosos que vuelve a
salir el sol. La Crisis
ya estará felizmente finiquitada (en diferido). Todo habrá sido un mal sueño y
las cosas volverán a ser como antes. Igualdad de oportunidades para todos en la Educación. Una
Sanidad eficiente, gratuita y universal. Una reglamentación laboral que
posibilite la ausencia de abusos patronales. Unos jueces que más que
interpretarlas apliquen las leyes. Unos políticos que sirvan a los ciudadanos y
no utilicen la Política para sus fines
privados y/o corporativos. Unos Sindicatos que prioricen los intereses de los
trabajadores y no los suyos. Una Cultura libre y sin más atadura que la
posibilidad de la gente en poder consumirla.
Mientras, aquí no pasa nada o al menos eso quieren que creamos. El
deterioro de la credibilidad de Partidos Políticos, Sindicatos, Bancos y
Organizaciones Empresariales es creciente e ¿irreversible? Pero quedamos
tranquilos al saber que no pasa nada o al menos eso pretenden que nos creamos.
Un día volverá a emerger el falsamente llamado “Estado del bienestar” y las
cosas volverán a su normalidad. ¿De verdad
creen que somos tan bobos? Dice una
eficaz campaña publicitaria…”Yo no soy tonto”.
Parece ser que nuestra maltrecha clase política así lo cree a pié
juntilla. Termino con dos reflexiones ajenas que no tengo complejos en asumir
íntegramente: “Los Estados no pueden sostenerse sin que los ciudadanos se
sientan orgullosos de ellos” (Manuel Vicent)
y/o “Pongamos atención cuando hablan de brotes verdes: hay que estar
alertas para ver quien se los come” (Soledad Gallego-Díaz). Pues eso,
posiblemente sea verdad –o mentira- que al final aquí nunca pasa nada.
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