viernes, 10 de enero de 2014

Arcángel


Francisco José Arcángel Ramos nace para la vida en Huelva en el año 1977.  Un cantaor llamado Arcángel nació, para la gloria flamenca contemporánea, en la “X Edición de la Bienal de Flamenco de Sevilla”. Allí empezó esta Historia a la que presumo le queda todavía por escribirse muchas páginas esplendorosas. Su meteórica carrera lo configura como el cantaor –junto a Miguel Poveda- más interesante de toda su Generación. Discípulo aventajado y predilecto de Enrique Morente domina todos los estilos del Cante y dota a sus actuaciones en directo de una versatilidad majestuosa.  Saber, querer y poder se unen de manera armoniosa enredados en los duendes de su garganta. Es un claro y rotundo ejemplo de que el Cante Flamenco tiene todavía muchas cosas que contarnos (cantarnos). Dentro de su variada discografía la obra que me resulta más atrayente es “La calle perdía” (2004). Artista flamenco con grandes inquietudes ha colaborado –en clave “morentiana”- en obras de gran sensibilidad con otras músicas sin perder nunca sus raíces flamencas.  Su cante nace y se nutre de las raíces de lo Jondo y se nos enreda amorosamente por entre las paredes del alma.  Es de los pocos cantaores que consiguen que un servidor abandone “la cueva” para recuperar el placer perdido del Cante Flamenco en directo.  Logra  atraer en sus actuaciones a aficionados y a otros que sin serlo se sienten subyugados por su Arte.  Memorable una actuación que le vi –junto con mi amigo Eduardo Pérez- en el Patio de la Diputación de Sevilla. La gente asistió a ese Recital con la devoción y el respeto que solo los grandes artistas son capaces de propiciar. Las manos a la finalización de cada tema echaban humo de tanto aplaudir.  Debe Arcángel, eso si, prestar oídos sordos a los “Depositarios de las esencias flamencas”. Un artista, de cualquier modalidad, debe volar en plena libertad.  Arcángel sabe donde va y, lo más importante, de donde viene.  Conviene no perderlo de vista pues, a no dudarlo, le quedan muchas emociones flamencas que trasmitirnos. Oído al Cante (sobre todo si quien canta es Arcángel).


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