domingo, 2 de marzo de 2014

El polvorín ignorado




“Me interesa una política donde no todo
es posible, donde no se traicione a los
propios electores al día siguiente de
las elecciones”
- Andrea Camilleri -

Nada más lejos de mi intención que caer en el catastrofismo.  Siempre entendí que casi todas las situaciones negativas pueden convertirse –o reciclarse- en positivas. Decía Bertolt Brecht: “Las revoluciones se producen en los callejones sin salida”. No iba desencaminado este visionario alemán de los cismas sociales y/o políticos. Nuestro sufrido país se está convirtiendo a pasos agigantados en un imprevisible polvorín. Las necesarias respuestas ciudadanas a una situación social verdaderamente injusta y carente de soluciones políticas crecen cada día.  Todos los analistas coinciden de manera mayoritaria que, en España, el grado de civismo mostrado en las protestas callejeras es el mejor de Europa. Pero aquí podríamos hacer referencia a aquello de que...”En río revuelto ganancia de pescadores (francotiradores)”.  Vamos a asistir en los próximos años a una situación social verdaderamente insostenible: los ricos aumentarán considerablemente sus riquezas  y los pobres también lo harán con su pobreza.  Son términos que siempre caminaron cogidos de la mano. Los derechos, sociales y laborales, conquistados  con tanto esfuerzo en las últimas décadas en la Vieja Europa han volado por los aires.  La Crisis –maldito y aprovechado concepto- ha podido con todo y con todos. Olvidémonos en el futuro de la necesaria y democrática negociación laboral colectiva. También obviemos la consideración de que las fuerzas productivas se sustentan en los trabajadores. Contratarán como quieran y a quienes quieran. De hecho, en la actualidad, ya lo están haciendo.  Todos conocemos, en el plano más cercano, situaciones de abusos laborales (tanto en el fondo como en la forma). Las prestaciones y la calidad de Educación y Sanidad van a depender prioritariamente de las posibilidades económicas de quienes las soliciten.  Los Sindicatos bastante tienen en como salir ilesos de  los laberintos judiciales como para preocuparse de los trabajadores.  Nuestro país literalmente ha sido saqueado en los últimos diez años y las consecuencias producidas son bien latentes en la actualidad.  Solo nos queda un rearme cívico de la ciudadanía y comprender, más pronto que tarde, que nadie vendrá a sacarnos del pozo.  Este año posiblemente veamos la luz del túnel en la Economía española sin que la mucha gente que se mantiene a oscura la vea por ninguna parte. Poco debía extrañarnos que en una sociedad compuesta por tantos mercaderes sin escrúpulos el botín sea lo más importante.  Estamos sentados sobre un polvorín y aún a riesgo de ser considerado un agorero así lo percibo y así lo escribo.  Miseria y rebelión siempre se manejaron con los mismos sones.

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