miércoles, 11 de mayo de 2016

Con dos copas de más




 

Bajaron por la sanluqueña calle de la Plata  con dos copas de más y tres penas de menos. Venían de las Piletas de darle los buenos días a las primeras luces del amanecer. Traían el alma llena de Cante Jondo y en sus pupilas brillaba una cansada y tibia luz de noche de vino y juerga. Andaluces errantes buscando en la eterna madrugada de los tiempos lo que los luminosos días siempre les terminan negando. Traían las blancas camisas abiertas de par en par y sin apenas botones. Las mujeres se habían quedado en las casas guardando los niños y la honra de los ausentes. La mañana olía a vino recién terminado y a café recién hecho. Se agarraban de los hombros unos a otros para que el equilibrio no los abandonara antes de cruzar el dulce reino de las sabanas blancas.  Alguien dijo lo de tomar la penúltima  copa  y todos sonriendo se miraron la medalla de la Virgen del Rocío que les colgaba del pecho. Hijos de levantes y ponientes ebrios de vino y vida. Eternos andaluces caminando hermanados con dos copas de más y tres penas de menos. Todos con la esperanza de que el  Dios de sus abuelos los estuviera esperando en la última playa.

 

 

Juan Luis Franco –  Miércoles Día 11 de Mayo del 2016

 

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