Se templa el temple del ayer
entre tus estrechas callejas,
adornando los sueños infantiles
que flotan entre zaguanes y
azoteas.
Sones sefardíes de llantos del
exilio
con cantos de paraísos sin
fronteras;
tus lindes y veredas son las
mismas
que las del alma de la Ciudad.
Un bohemio del Flamenco
te dio noches de vino y rosas,
nos acurrucamos a golpes de Soléa
al eterno calor del cisco picón
mercedario.
En frías noches otoñales
arrullaste
la cuna del Príncipe de la Caridad.
Eres calle, plaza, casa, patio,
balcón y ventana
bajo el dulce rumor de la fuente
cantarina.
Tus calles guardan la llave de
los sueños sevillanos.
Juan Luis Franco – Viernes Día 6 de Mayo del 2016
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