Viven de la mentira
Que les ata a un mundo
De falsos profetas
E insaciable mercaderes.
Tenerlos lejos es tan vital
Como tener cerca el paño
De la Verónica que los exorcice.
Hablan sin parar de todo
Cuando en realidad sus almas
Están impregnadas
Con la pátina de la nada.
Llegaron para quedarse
Y lo peor es que les abrimos
Las puertas de par en par.
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