Por una cuestión de principios nunca me gustó hacer leña del árbol caído ni participar en el arrinconamiento de alguien que ya por si mismo está completamente arrinconado. El intento de supervivencia política de Carlos Mazón, todavía Presidente de la Generalitat Valenciana, es absolutamente patético. Cada semana da una nueva versión de una actitud negligente que ya ha quedado meridianamente demostrada. No estuvo dando tenía que estar y estuvo donde no debía estar. Las funestas consecuencias de su nefasta gestión de la Dana valenciana no es una cuestión menor.
Han fallecido 224 personas (tres continúan todavía desaparecidas) y miles de familia lo han perdido todo. Su ya famosa comida es un inacabable serial por entregas donde las contradicciones y las mentiras se nos antojan absolutamente patológicas.
Después de la Cena de Jesús con sus discípulos la de Mazón es la comida más famosa. Ahora este espinoso tema ha dado un giro de 180 grados. Una Jueza ha abierto un expediente para determinar las responsabilidades penales que puedan derivarse. Aquí ya hablamos de palabras muy mayores. Todo fue abrir la Jueza la investigación y Carlos Mazón, en un repentino gesto de lucidez, empezó a recordar de manera minuciosa todo cuanto había hecho en aquella funesta tarde (cosa que le venían reclamando en vano los periodistas desde hacia bastante tiempo). Su Partido, el PP, sabe de sobras que Carlos Mazón está totalmente amortizado y que tiene fecha de caducidad como los yogures. Es un zombi político que ya vive lejos de la realidad.
Aunque en los tiempos que corren la ingenuidad hace tiempo que dejó de cotizar en Bolsa. Su Partido no lo deja caer, apoyándolo con la boquita pequeña, por temor a los daños colaterales que se les puedan venir encima. Adoptan el posicionamiento político de repartir culpas entre tirios y troyanos confiando que el tiempo, juez de la memoria y el olvido, diluya el tema en una eficaz reconstrucción. Si Carlos Mazón dimite perderá unos ingresos nada desdeñables y su carrera política ya estaría finiquitada. La política española (la que tengo más a mano para analizar) está llena de ineptos e incompetentes que saben de largo que en cualquier otra actividad profesional (sí, no nos engañemos, la política es una profesión) tendrían un recorrido muy corto. Carlos Mazón si le queda un gramo de dignidad debería dimitir de inmediato. Creo que no la hará hasta que el PP vea que se le escapan los pájaros de las jaulas. Esto no es una cuestión de resistencia política. Aquí han muerto 224 personas que muchas de ellas, si las cosas se hubieran hecho bien, estarían todavía entre nosotros. Váyase señor Mazón y dele a la Política española una oportunidad de decencia política. Verlo salir a escondidas de los sitios es verdaderamente preocupante. Ya está huyendo de si mismo.
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