El Cine y la Vida
se entremezclan y unas veces la realidad supera a la ficción y en otras ocurre
todo lo contrario. Si existe una pareja cinematográfica perfecta donde el
romanticismo tomó cartas de naturaleza fue la formada por Rock Hudson y Doris Day. Él personificaba en el Cine la hombría más viril y deslumbrante
haciendo verdadero furor entre las féminas de la época. Ella representaba a la rubia angelical algo tontorrona y con una
dulzura que siempre se quedaba en la frontera de la banalidad. Una pareja de Cine que, a través de sus comedias, nos
hicieron pasar momentos inolvidables y por los que les estaremos eternamente agradecidos. Pero la vida siempre marca la frontera entre
lo que se ve, lo que se siente y lo que pasa en realidad. Rock Hudson fue de los
primeros actores (en un gesto que siempre le honrará) en “salir del armario” y, posteriormente, morir de sida con una
dignidad realmente admirable (por cierto, tanto Doris Day como Liz Taylor
siempre estuvieron a su lado en tan tremendas circunstancias). Doris
Day ya ha cumplido los 92 años de
edad y vive, desde hace años, en California
dedicada a través de sus fundaciones a la protección de los animales. Se casó cuatro veces, fue maltratada y vio
morir a su único hijo. Una pareja
perfecta y un claro ejemplo de que la magia del Cine es insustituible. Para
nosotros siempre serán la pareja de “Pijama
para dos” y sus existencias siempre estarán ligadas a las nuestras. Nos
hicieron soñar y eso es algo que no tiene precio. Fueron una de las principales
parejas que nos ofreció el Cine y el
celuloide los ha colocado en un lugar de nuestros corazones. Fueron la pareja
perfecta en un mundo imperfecto. La Vida y el Cine; el Cine y la Vida. Vivir para ver y, sobre
todo, para sentir.
Juan Luis Franco – Lunes Día 17 de Abril del 2017
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