jueves, 18 de diciembre de 2025

El ocaso en sus esplendores


En el pasado Festival de Cine Europeo de Sevilla le fue concedido el Giraldillo de Honor al Director franco-griego Costa-Gavras. Un más que merecido galardón cinematográfico a este portentoso cineasta quien, a sus 92 años de edad, sigue en activo tanto en su profesión como en el difícil ejercicio de vivir. Un claro ejemplo de cine comprometido donde la belleza formal se pone al servicio de las más que necesarias denuncias sociales y políticas. Nunca terminaremos de entender que lo apolítico es un invento de los poderosos para que, en definitiva, la política solo puede ser desarrollada por ellos. Todo es política y la política está inmersa en cualquiera de las variantes sociales y culturales que nos rodean. El problema no es pasar de la política; el verdadero problema es que la política pase de nosotros. Jesús crucificado ya supo distinguir al buen ladrón del mal ladrón. Ni todos los políticos son iguales ni todas las políticas persiguen lo mismo.
Por razones obvias la edad de la vida de la gente está aumentando de una manera considerable. Se vive más tiempo y puede que en algunos casos puntuales se viva hasta mejor. En el mundo de los Directores de Cine existen dos casos paradigmáticos de quienes siguieron trabajando después de cruzar la barrera de los 100 años de edad. Uno de ellos fue el portugués Manoel de Oliveira que falleció con 106 primaveras vividas sobre sus espaldas y con una larga y fructífera carrera cinematográfica . La otra fue la alemana Leni Riefenstahl que dejó de existir con 101 años de edad. En sus años juveniles fue nadadora y actriz para luego desembocar en la fotografía y la dirección. Una directora que puso su talento, su inmenso talento, al servicio del nacionalsocialismo (nazismo). Todo envuelto en un bucle diabólico de complicidades compartidas con su amigo y mecenas Adolf Hitler. Su documental “El triunfo de la voluntad” está considerado el mejor que se ha realizado nunca de propaganda política. Su enorme talento creativo al servicio de la maldad infinita. Aquí ya no nos referimos al sempiterno debate de saber separar el artista de la persona. Es darle alas publicitarias a la barbarie más criminal y blanquear el horror elevado a su enésima potencia. La estética anulada en su desarrollo por la fuerza existencial de la ética. Leni Riefenstahl se llevó toda su larga existencia intentando justificar lo injustificable. Murió enredada en sus propias redes existenciales.
Son legión en el Mundo del Cine aquellos que consiguen seguir brindándonos su Arte después de superar con creces la barrera de los 80 años de edad. Actores, actrices, directores y directoras prestos para embarcarnos con ellos en nuevos e ilusionantes proyectos. El paso de los años ha conseguido mermar sus condiciones físicas pero, como contrapartida, les ha proporcionado una sabiduría que los hace completamente imprescindibles en las carteleras del Cine contemporáneo. Son clásico en el sentido más noble del termino. Las nuevas generaciones cinematográficas los respetan y los adoran a partes iguales. Representan el ocaso de la vida en sus más genuinos resplandores.

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