Uno de esos tres gloriosos Jueves es el Corpus Christi. Mañanita de olores a juncia y romero. De altares distribuidos por el centro de la Ciudad. Con escaparates engalanados con el estilo y señorío de las cosas bien hechas. Una Plaza de San Francisco donde un arco y un altar nos indican donde está el ecuador de lo que se nos muestra.
Veremos un año más iniciarse la procesión con los niños carrancanos. Las mártires trianeras Santa Justa y Rufina. Mártires, alfareras y de Triana ¡cabe mayor gloria en la Tierra!. Veremos al filósofo San Isidoro que nos mostró el camino hacia Dios a través de la reflexión y las buenas obras. Detrás su hermano San Leandro, tambien arzobispo de esta Ciudad. Luego vendrá San Fernando, el personaje histórico de mayor calado que anduvo por estos lares. Su ejemplo y su legado fueron de tal magnitud que lo hacen ser de los más importantes de Europa. ¡Gran desconocido para muchos sevillanos “cultos” que solo saben mirar la Historia usando el filtro de la “progresía”!. Para ellos, en su corta y sectaria interpretación, San Fernando solo fue un conquistador más de esta Ciudad. ¡Que tristeza causa comprobar como cada dos por tres cuestionen como festivo el día de tan importantísimo personaje!.
Ya en el último tramo de la Procesión vendrá la Inmaculada. Clave de nuestra fé en una Ciudad mariana por encima de otras consideraciones religiosas. Limpia y Pura de mancha. Concebida sin pecado original. Faro de nuestra fé y último reducto de nuestras Esperanzas. Sin ella todo carece de sentido. Seríamos como barcos a la deriva. Detrás el Niño como adelanto bondadoso e inocente del que de mayor sufrirá los mayores desprecios y torturas. Todo conforma nuestro sentido de la Espiritualidad Cristiana. Todo está enlazado y todo tiene sentido en su conjunto.
Cierra la procesión la Custodia Pequeña como hermoso preámbulo de lo que realmente dá sentido magno a la mañana: la Sagrada Custodia de Arfe. La misma constituye una de las mayores expresiones artísticas de la Cristiandad en el simbolismo del Corpus Christi. Enrique de Arfe nos legó una antológica obra de Arte para orgullo del rico patrimonio de nuestra Ciudad. Para completar el sevillano cortejo este año se incluirá una imagen de Santa Angela de la Crúz, madre eterna de los pobres y afligidos de esta Ciudad. Será portada por hermanos de la Amargura. ¡Bendita la hora donde a alguien se le ocurrió incluirla!.
Estos elementos procesionales -que son los que verdaderamente nos mueven sentimentalmente- estarán integrados en un (para mí excesivo y fácilmente recortable) largo cortejo. Representaciones de Hermandades de Glorias y de Penitencia. Autoridades civiles y militares. La cúpula del clero sevillano. La Banda Municipal y una representación del Ejército. La Escolanía de Nuestra Señora de los Reyes. El Baile de los Seises en la Cátedral. Aquí todo huele a Sevilla e incluso los excesos son netamente sevillanos. Manifiestamente mejorables pero sevillanos.
Mañanita del Corpus donde la lúz cae dulcemente sobre lo que fuímos, lo que somos y lo que seremos. Tradición secular de una Ciudad que se renueva cada año en sus tradiciones. Ocupen posiciones que nos retrotraigan a la niñez. Disfruten con el cortejo. Soporten estoicamente el largo tiempo de paso de la Procesión. Huelan el romero tempranero y siéntanse participe de un acto litúrgico callejero. Después como somos mortales rematen la mañana con un buen papelón de calentitos del Postigo del Aceite. Hermosa y añorada mañanita del Corpus.
Veremos un año más iniciarse la procesión con los niños carrancanos. Las mártires trianeras Santa Justa y Rufina. Mártires, alfareras y de Triana ¡cabe mayor gloria en la Tierra!. Veremos al filósofo San Isidoro que nos mostró el camino hacia Dios a través de la reflexión y las buenas obras. Detrás su hermano San Leandro, tambien arzobispo de esta Ciudad. Luego vendrá San Fernando, el personaje histórico de mayor calado que anduvo por estos lares. Su ejemplo y su legado fueron de tal magnitud que lo hacen ser de los más importantes de Europa. ¡Gran desconocido para muchos sevillanos “cultos” que solo saben mirar la Historia usando el filtro de la “progresía”!. Para ellos, en su corta y sectaria interpretación, San Fernando solo fue un conquistador más de esta Ciudad. ¡Que tristeza causa comprobar como cada dos por tres cuestionen como festivo el día de tan importantísimo personaje!.
Ya en el último tramo de la Procesión vendrá la Inmaculada. Clave de nuestra fé en una Ciudad mariana por encima de otras consideraciones religiosas. Limpia y Pura de mancha. Concebida sin pecado original. Faro de nuestra fé y último reducto de nuestras Esperanzas. Sin ella todo carece de sentido. Seríamos como barcos a la deriva. Detrás el Niño como adelanto bondadoso e inocente del que de mayor sufrirá los mayores desprecios y torturas. Todo conforma nuestro sentido de la Espiritualidad Cristiana. Todo está enlazado y todo tiene sentido en su conjunto.
Cierra la procesión la Custodia Pequeña como hermoso preámbulo de lo que realmente dá sentido magno a la mañana: la Sagrada Custodia de Arfe. La misma constituye una de las mayores expresiones artísticas de la Cristiandad en el simbolismo del Corpus Christi. Enrique de Arfe nos legó una antológica obra de Arte para orgullo del rico patrimonio de nuestra Ciudad. Para completar el sevillano cortejo este año se incluirá una imagen de Santa Angela de la Crúz, madre eterna de los pobres y afligidos de esta Ciudad. Será portada por hermanos de la Amargura. ¡Bendita la hora donde a alguien se le ocurrió incluirla!.
Estos elementos procesionales -que son los que verdaderamente nos mueven sentimentalmente- estarán integrados en un (para mí excesivo y fácilmente recortable) largo cortejo. Representaciones de Hermandades de Glorias y de Penitencia. Autoridades civiles y militares. La cúpula del clero sevillano. La Banda Municipal y una representación del Ejército. La Escolanía de Nuestra Señora de los Reyes. El Baile de los Seises en la Cátedral. Aquí todo huele a Sevilla e incluso los excesos son netamente sevillanos. Manifiestamente mejorables pero sevillanos.
Mañanita del Corpus donde la lúz cae dulcemente sobre lo que fuímos, lo que somos y lo que seremos. Tradición secular de una Ciudad que se renueva cada año en sus tradiciones. Ocupen posiciones que nos retrotraigan a la niñez. Disfruten con el cortejo. Soporten estoicamente el largo tiempo de paso de la Procesión. Huelan el romero tempranero y siéntanse participe de un acto litúrgico callejero. Después como somos mortales rematen la mañana con un buen papelón de calentitos del Postigo del Aceite. Hermosa y añorada mañanita del Corpus.
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