(A Angel Vela, que me enseñó a comprender y amar una Triana que se sueña, se goza y se padece).
Lo cantaba el Trovador de Sevilla, Paco Palacios “El Pali”: “Sevilla tuvo una niña y le pusieron Triana”. Así debió ser y si no lo soñamos. Porque en ese “lao” del río, como en ninguna otra parte, se dan la mano de manera armoniosa la Historia y la Leyenda. Aquí la realidad y los sueños se confunden hasta ignorar donde empiezan los unos y terminan los otros. ¿Y que mas dá?....”Si toda la vida es sueño, y los sueños sueños son”.
Triana quintaesencia de Sevilla, que la llevó primorosamente de la mano a conocer la otra orilla del río, y allí la dejó a cambio de que no olvidara que su madre vive y la mima desde la otra orilla. Triana alfarera y cofrade. Artesana y rociera. Marinera, cantaora y torera. Popular y señorial. Solidaria y tolerante. Aquí solo se sienten extraños aquellos que traen la intolerencia colgada en las paredes del alma. Tantas trianas como trianeros/as la aman, la sienten y la añoran. Triana soñada desde la distancia en los ojos melancólicos de sus hijos/as desterrados por crueles planes urbanísticos. Triana la de los días “señalaitos” de Santiago y Santa Ana. Con un puente que lo mismo dice “juí” cuando pasa la Reina que se engalana con banderas republicanas. La de sus “corrales” de vecinos rebosantes de Humanidad y Arte. La de las compras pausadas en su Mercado, donde en sus entrañas ejercian su mezquino oficio los inquisidores. Escucuchándose todavía en noches invernales los primeros ecos siguiriyeros del arrabal…”Yo te quiero más que a Dios, Dios mío que cosa he dicho, que me merezco la Inquisición”.
Triana de ayer, de hoy y de siempre. Que tiene como faro de su esperanza los ojos de una virgen morena, y donde un Cristo prefiere ser eterno trianero agonizante antes que Principe en el Reino de los Cielos. Triana que como Juncal saluda cada mañana a la Real Maestranza desde el balcón de la calle Betis. Que se hace toreo sublime en el capote y la muleta de Gitanillo, Belmonte o Emilio. Que se ennoblece con los sindicalistas de la Hispano Aviación. Que se hace rigor histórico en Demófilo o Manolo Macías. Poema de amor en las plumas de Juan Sierra o Emilio Jiménez. Copla majestuosa en Gracia, Marifé o Isabel. Pintura en Antonio Badía. Vanguardismo exquisito en Gualberto. Música flamenca en los Miños. Fútbol de seda en Quino (¿cuántos lo nombraron en el Centenario del Betis?). Fórmula magistral en Aurelio Murillo. Pasado y presente del Cante en las voces de los Cagancho, Oliver, Abadía, Niño Segundo, Naranjito, Chiquetete, Paco Taranto o Esperanza Fernández. Palomas al viento en el baile majestuoso de Matilde, Canales o el Mimbre. Gracia popular en los Morancos……¿seguimos?
Triana, crisol de culturas, cruce de caminos y formas de vida que tienen como finalidad la busqueda de la felicidad. Que se oxigena con el talento y el aliento infatigable de Angel Vela. Que añora sobre su corteza terrestre el andar cansino y señorial del patriarca Luis Caballero.
Que manda carretas al Rocío. Barcos a Sanlúcar y gloria cofrade al epicentro de Sevilla. Nos llegan desde el arrabal trianero con olores de nardos e incienso los nombre de: La Estrella, San Gonzalo, La Esperanza, La O (la primera que procesionó a Sevilla cruzando el puente de barcas) y….el Cachorro. “Que puñalaita te han dado, que tu cara va diciendo: ¡me muero por mi costao!”. Pero siempre en suntuosos caminos de ida y vuelta. Que así nos lo recuerda una soleá alfararera que dice……”
Lo cantaba el Trovador de Sevilla, Paco Palacios “El Pali”: “Sevilla tuvo una niña y le pusieron Triana”. Así debió ser y si no lo soñamos. Porque en ese “lao” del río, como en ninguna otra parte, se dan la mano de manera armoniosa la Historia y la Leyenda. Aquí la realidad y los sueños se confunden hasta ignorar donde empiezan los unos y terminan los otros. ¿Y que mas dá?....”Si toda la vida es sueño, y los sueños sueños son”.
Triana quintaesencia de Sevilla, que la llevó primorosamente de la mano a conocer la otra orilla del río, y allí la dejó a cambio de que no olvidara que su madre vive y la mima desde la otra orilla. Triana alfarera y cofrade. Artesana y rociera. Marinera, cantaora y torera. Popular y señorial. Solidaria y tolerante. Aquí solo se sienten extraños aquellos que traen la intolerencia colgada en las paredes del alma. Tantas trianas como trianeros/as la aman, la sienten y la añoran. Triana soñada desde la distancia en los ojos melancólicos de sus hijos/as desterrados por crueles planes urbanísticos. Triana la de los días “señalaitos” de Santiago y Santa Ana. Con un puente que lo mismo dice “juí” cuando pasa la Reina que se engalana con banderas republicanas. La de sus “corrales” de vecinos rebosantes de Humanidad y Arte. La de las compras pausadas en su Mercado, donde en sus entrañas ejercian su mezquino oficio los inquisidores. Escucuchándose todavía en noches invernales los primeros ecos siguiriyeros del arrabal…”Yo te quiero más que a Dios, Dios mío que cosa he dicho, que me merezco la Inquisición”.
Triana de ayer, de hoy y de siempre. Que tiene como faro de su esperanza los ojos de una virgen morena, y donde un Cristo prefiere ser eterno trianero agonizante antes que Principe en el Reino de los Cielos. Triana que como Juncal saluda cada mañana a la Real Maestranza desde el balcón de la calle Betis. Que se hace toreo sublime en el capote y la muleta de Gitanillo, Belmonte o Emilio. Que se ennoblece con los sindicalistas de la Hispano Aviación. Que se hace rigor histórico en Demófilo o Manolo Macías. Poema de amor en las plumas de Juan Sierra o Emilio Jiménez. Copla majestuosa en Gracia, Marifé o Isabel. Pintura en Antonio Badía. Vanguardismo exquisito en Gualberto. Música flamenca en los Miños. Fútbol de seda en Quino (¿cuántos lo nombraron en el Centenario del Betis?). Fórmula magistral en Aurelio Murillo. Pasado y presente del Cante en las voces de los Cagancho, Oliver, Abadía, Niño Segundo, Naranjito, Chiquetete, Paco Taranto o Esperanza Fernández. Palomas al viento en el baile majestuoso de Matilde, Canales o el Mimbre. Gracia popular en los Morancos……¿seguimos?
Triana, crisol de culturas, cruce de caminos y formas de vida que tienen como finalidad la busqueda de la felicidad. Que se oxigena con el talento y el aliento infatigable de Angel Vela. Que añora sobre su corteza terrestre el andar cansino y señorial del patriarca Luis Caballero.
Que manda carretas al Rocío. Barcos a Sanlúcar y gloria cofrade al epicentro de Sevilla. Nos llegan desde el arrabal trianero con olores de nardos e incienso los nombre de: La Estrella, San Gonzalo, La Esperanza, La O (la primera que procesionó a Sevilla cruzando el puente de barcas) y….el Cachorro. “Que puñalaita te han dado, que tu cara va diciendo: ¡me muero por mi costao!”. Pero siempre en suntuosos caminos de ida y vuelta. Que así nos lo recuerda una soleá alfararera que dice……”
Me siento tan trianero
que en la calle de las Sierpes
ya me encuentro forostero”.
Triana para soñar. Triana para vivir. Triana para sentir. Triana del ayer, el hoy y el mañana.
“Eran los días señalaitos
de Santiago y Santana
y yo le he rogaito a mi Dios
que me alivie las duquelas
que llevo en mi corazón”.
Termino recordando al querido y admirado patriarca Luis Caballero cuando cantaba por Soleá aquello de:
“Trianilla, Trianilla, yo pasé por Trianilla, las dos daban en Triana, las dos daban en Sevilla.
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