Mañana es 22 de Diciembre del 2011. Mañana se juega la Lotería de Navidad. Este, ya deteriorado, día navideño lo podemos dividir en dos partes: la mañana donde soñamos con que el “carro de la fortuna” se pare en la puerta de nuestra casa y, la tarde, donde resignadamente se llega a la conclusión que importante, lo que se dice importante, en verdad es tener salud. Dado que los agraciados con la Lotería no llegarán siquiera al dos por ciento de lo españoles, bien está que a esta fecha se le conozca como el: Día Nacional de la Salud. Son muchas las necesidades que están pasando muchas familias como para no desear tener menos apreturas económicas y, si acaso, un poco menos de salud (cambiar la gripe A por la gripe E, de Euro naturalmente). Tiempos aquellos cuando el Sorteo de la Lotería se oía a través de la Radio. El latiguillo de los “Niños de San Ildefonso” se escuchaba en Bares y Tabernas; Corrales de Vecinos; Oficinas, Talleres y Fábricas (cuando todavía existían algunas en Sevilla); Cuartos de costura; Porterías de pisos de clase media y, además estos particulares “Chicos del Coro” (por cierto no se pierdan la grabación que han sacado con temas de “Los Beatles”) entonaban sus cantos en añoradas pesetas. Eran otros tiempos y eran otros los actores de la vida cotidiana. Ni mejores ni peores sino distintos pero, eso si, con mayores cotas de autenticidad que los actuales. Si uno compara las Navidades de su infancia con las que vivirán sus nietos el resultado sería que, donde antes primaba la solidaridad de los que daban mucho teniendo muy poco, hoy manda la usura de los que dan muy poco teniendo mucho. El espíritu navideño esta preso y cautivo inmerso en un mercadeo inmisericorde. Se trata en definitiva de comprar, comprar y comprar para que el regalo sustituya a la posibilidad de darnos nosotros mismos. Suerte pues a los que algo esperan de este señalado día y caso probable de no resultar agraciados recurramos al tópico de la “buena salud”. Recuerdo algo que me contó un amigo hace unos días: Se encuentran dos por la calle y a uno de ellos le había tocado un “pelotazo”. Se establece el siguiente dialogo:
-- Hombre enhorabuena, ya me he enterado de lo “tuyo”. -- Muchas gracias hombre ya te invitaré a una copita. -- Oye por cierto, ¿tienes pensado algún viaje? -- Si, me voy unos días a “Punta Cana” -- ¿Qué vas con la parienta? -- ¿Con la parientas? ¿Tú cuando vas a Umbrete te llevas el mosto?
Algo machista, pero sintomático de las ganas que tienen algunos y algunas de levantar el vuelo en solitario aunque sea circunstancialmente. Lo dicho suerte, mucha suerte, a los sevillanos que más la necesiten.
-- Hombre enhorabuena, ya me he enterado de lo “tuyo”. -- Muchas gracias hombre ya te invitaré a una copita. -- Oye por cierto, ¿tienes pensado algún viaje? -- Si, me voy unos días a “Punta Cana” -- ¿Qué vas con la parienta? -- ¿Con la parientas? ¿Tú cuando vas a Umbrete te llevas el mosto?
Algo machista, pero sintomático de las ganas que tienen algunos y algunas de levantar el vuelo en solitario aunque sea circunstancialmente. Lo dicho suerte, mucha suerte, a los sevillanos que más la necesiten.
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