Mañana será Nochebuena y pasado Navidad….dame la bota María que me voy a “emborrachá”. Con la velocidad vertiginosa de los tiempos compulsivos que corren y, lo peor, que nos hacen correr a nosotros delante o detrás de ellos, nos adentramos en los días grandes de la Navidad. Fiesta grande para los cristianos que nos movemos en los círculos concéntricos de nuestra fe y, Fiesta súper-grande (XXXL) para un Comercio que hoy se nos antoja por la Crisis en horas bajas. Nada refleja mejor el espíritu navideño que la ilusionante sonrisa de un niño. En ella está dicho todo y cualquier cosa que la estropee se cargará con estrépito cuanto la Navidad tenga de verdad. Los niños son un fiel exponente de nuestro gran fracaso: millones de ellos se mueren de hambre y, otros tantos, padecen altos porcentajes de colesterol. La familia, hoy tan denostada por una “Progresía” que nada ofrece porque nada tiene que ofrecer, siempre fue el epicentro de la Navidad. Gracias a ella se ha conseguido hacer más llevadero los estragos de la Crisis. Recuerdo mi etapa de niño en un “Corral de Vecinos” cuando nos reuníamos en los patios en torno a una candela y, cada uno aportaba lo que buenamente podía. Eran unas Navidades que nacían de la solidaridad y el afecto y donde, a no dudar, estaría muy presente la sonrisa de un Niño recién nacido. Hoy llenamos las mesas de toda clase de viandas y notamos un ambiente enrarecido por las ausencias o, lo que es peor, por las presencias no deseadas. Hermanos enfrentados por el reparto de alguna “herencia” fruto del durísimo trabajo de alguien que ya no está; parejas volando en solitario y peleando por los hijos con el único propósito de “joder” a la otra parte o, abuelos que transitoriamente abandonan las Residencias para recuperar fugazmente por unas horas el “calor del Hogar, dulce Hogar”. Alguien lo dejo escrito: “Nuestra Sociedad, a la par que ha llenado los frigoríficos ha vaciado los corazones”. Toca, hoy más que nunca, ver los “vasos medio llenos”. Disfrutar estos días de la alegría de estar vivos y rodeados de personas a las que quieres y te quieren de verdad. Nace el Hijo de Dios y nos trae siempre la Buena Nueva. Saquemos a pasear, estos hermosos días invernales, por esta bendita Ciudad al niño que un día fuimos. En él se quedaron anclados todo un cúmulo de ilusiones y esperanzas que no estaría nada mal que intentemos recuperar. Felicidades, muchas felicidades, desde esta modesta atalaya sevillana de gozo y pena. El “Capitán de Navío”, Salva Gavira y, este Alférez Provisional de la vida y las cosas, os desean mucha suerte y felicidad. Nos vemos, si El de San Lorenzo lo permite, cuando el próximo año empiece a caminar. Salud, paz y prosperidad para todos/as.
viernes, 23 de diciembre de 2011
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