Convirtieron el ayer
en
un tiempo gramatical.
Bajaron
de la luna
por
una escalera de estrellas
y
aterrizaron allí
donde
los toros cornean
a
la luna.
Dijo:”Acaríciame
al menos
por
última vez” y le pasó
su
mano por la mejilla.
Una
furtiva lágrima
resbalaba
por su cara
mientras
decía: ¿Te vas?
No
le contestó, alejándose
lentamente
en la noche
mientras
el cielo abría
su
portalón de estrellas blancas.
Los
grillos entonaron
su
monótono cri-cri
acunando
el sueño
de
la alondra.
Se
recogió su falda
de
terciopelo para que
no
se la rompiera los zarzales,
notó
su suave tacto
entre
los dedos y sintió
en
sus manos la orfandad.
¿Te
has ido de verdad?
clamó
a los viento,
y
el eco solo le
devolvió
el silencio.
Silencio
de terciopelo
pero…
silencio al fin y al cabo.
(de
“Las siete revueltas” -2011)
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