domingo, 24 de noviembre de 2013

El descrédito de sus Señorías





“No estoy hecho para la política
porque soy incapaz de desear o
de aceptar la muerte del adversario”
- Albert Camus –

De pocos años atrás hasta hoy nuestra clase política ha sufrido un serio deterioro de credibilidad que justa –o injustamente- la ha puesto a los “pies de los caballos”
de los ciudadanos. Ya se encuentra consolidada en nuestra Política nacional y autonómica la figura del político profesional.  Los mismos que no están dispuestos a abandonar sus cargos, sillones y prebendas ni echándoles  aceite hirviendo desde las colmenas de los castillos.  Algunos -que  desgraciadamente no son pocos- ya ni se acuerdan a que se dedicaban antes de “meterse” en política.  Dicen dedicar todo su tiempo y esfuerzo a la mejora de la vida de los ciudadanos. Mientras, estos ven como son empujados al borde del precipicio de la miseria. Los casos de corrupción, cada día más frecuentes, solo consiguen separar la necesaria empatía entre gobernantes y gobernados.  Decir que todos los políticos son corruptos es una solemne tontería. Es más, sinceramente creo que la mayoría son personas decentes y solventes. Pero decir que los corruptos son cuatro aprovechados que “pasaban por allí” tampoco se ajusta a la verdad. La corrupción y la “mangoleta” campan a sus anchas por nuestra maltratada Piel de Toro y lo peor es que casi siempre los “ladrones de guante blanco” se van de rositas. Desde distintos ámbitos intelectuales, sociales, culturales y sobre todo ciudadanos se está abogando por una urgente regeneración de la vida política española. Los mecanismos de control de los Partidos son manifiestamente mejorables y el actual estado de democracia interna en los mismos hartamente insatisfactorios. Primarias, listas abiertas y ocupación de cargos públicos un tiempo máximo de dos legislaturas son “cantos de sirena”.  El PSOE y el PP solo se hacen eco de estas necesarias reformas cuando están en la Oposición (algo parecido a la recurrida “Policía de Barrio” en las campañas electorales municipales). Los mecanismos del control financiero de los Partidos políticos siempre será una cuestión pendiente y a la que nadie parece querer abordar por derecho. Sus Señorías se han labrado a pulso un merecido descrédito y así lo manifiestan claramente todas las encuestas. La Política –así con mayúscula- solo tiene sentido y se ennoblece en un sistema democrático cuando se posibilita que la misma se vertebre a través de la participación ciudadana. Tengo serias y fundadas dudas de que las cosas vayan a cambiar para bien en la vida política española. Los políticos se han configurado como una casta que priorizan sus intereses y los de su Empresa (Partido).  El día a día se empeña en demostrarnos que existe hoy muy poco margen para la esperanza. Nuestros políticos no solamente nos toman por tontos  sino que además están firmemente convencidos de que lo somos.

1 comentario:

José Luis dijo...

A pesar de ello, la gente votará en masa en las próximas elecciones. Yo no voto en blanco, ni siquiera me acerco por allí, no vaya a ser que pueda sufrir algún tipo de alienación. Un abrazo.